Vuelta a clases: los chequeos médicos que no deberían faltar
Edición Impresa | 24 de Febrero de 2025 | 02:31

Los certificados de buena salud que solicitan las escuelas al inicio de cada ciclo lectivo son mucho más que una mera formalidad a cumplir; constituyen por el contrario una valiosa oportunidad para detectar problemas de salud que puedan afectar el bienestar físico, mental y social de niños y adolescentes más allá de su escolarización.
Entre los controles más importantes que recomienda la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) en esta época del año se encuentra el de verificar que los chicos arranquen las clases con el esquema completo de vacunación. “El ingreso escolar es un momento clave para aplicar las dosis obligatorias. Y si hay vacunas atrasadas, este es el momento ideal para ponerse al día y reforzar la protección contra enfermedades prevenibles”, explica el médico Fernando Burgos desde esa entidad.
No menos importante, señala Burgos, es realizarle a los chicos un chequeo médico general, ya que éste permite “detectar posibles problemas de salud y asegurarse de que estén en buenas condiciones” para arrancar el año escolar.
Pero además de prevenir enfermedades y detectar problemas a tiempo, estos controles generales “también ayudan a evaluar el crecimiento y estado nutricional mediante el peso y la talla”, explica su colega Luciano Guido Vizcay, integrante del Servicio de Pediatría del Hospital Alemán.
Al inicio del ciclo primario, “los niños deberían realizarse además una audiometría tonal, para detectar problemas de audición; un examen oftalmológico, para evaluar la visión; y un control odontológico. Y si practican actividad física intensa es recomendable también hacer un electrocardiograma para detectar posibles problemas cardíacos”, agrega Vizcay.
PROBLEMAS DE VISIÓN
Los problemas de visión en los niños son más comunes de lo que suelen creer los padres y pueden afectar su desarrollo escolar. “Muchos chicos no se quejan porque creen que todos ven igual que ellos. Por eso, es fundamental realizar controles periódicos”, explica Maximiliano Ratti, oftalmólogo infantil.
Según el Consejo Argentino de Oftalmología, uno de cada 25 niños en edad preescolar y uno de cada 10 en edad escolar tienen problemas visuales. “Detectarlos a tiempo permite tratarlos y prevenir secuelas a largo plazo”, afirma Ratti al señalar que “pueden afectar el rendimiento escolar, ya que dificultan la lectura, la escritura y la concentración”.
Los signos de alerta de un posible problema de visión incluyen dolores de cabeza frecuentes, fatiga ocular, acercarse demasiado a los objetos o entrecerrar los ojos para enfocar. Cualquiera de ellos justifica un examen oftalmológico, gracias al cual se pueden detectar afecciones como miopía, hipermetropía y astigmatismo, que pueden corregirse con el uso de anteojos o tratamientos específicos.
Los especialistas recomiendan realizar el primer control visual antes de los 3 años, luego a los 6 y después de forma periódica, especialmente si hay antecedentes familiares de problemas de visión. Además, es importante que los padres y docentes estén atentos a cualquier cambio en el comportamiento del niño que pueda indicar dificultades visuales.
SALUD AUDITIVA
También la detección temprana de problemas auditivos es clave para el desarrollo y la integración escolar. “Se estima que un niño con pérdida auditiva puede perder hasta el 50% de las conversaciones en clase, afectando su aprendizaje y socialización”, cuenta la licenciada Agustina Leiro, especialista en fonoaudiología.
Según la OMS, 34 millones de niños en el mundo sufren pérdida de audición discapacitante, y el 60% de estos casos podrían prevenirse con medidas adecuadas. Entre los principales efectos de la pérdida auditiva en los niños se encuentran retrasos en el habla y la comunicación, dificultades en el aprendizaje, baja autoestima y aislamiento social.
Los chequeos auditivos deben realizarse desde el nacimiento y repetirse en la etapa escolar, ya que algunos problemas pueden desarrollarse con el tiempo. Pero a su vez, padres y docentes deben estar atentos a señales como la dificultad para seguir instrucciones, la necesidad de aumentar el volumen de dispositivos electrónicos o la falta de respuesta ante estímulos sonoros.
Detectar estos problemas a tiempo permite mejorar la calidad de vida de los chicos. Como señala Leiro, “un diagnóstico temprano y el uso de dispositivos como audífonos o implantes pueden marcar una gran diferencia, ya que no sólo les permiten desarrollar plenamente sus capacidades sino mejorar su integración social.
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