John William Cooke: el platense que creó el ala izquierda del justicialismo

Perón lo nombró como su sucesor cuando debió abandonar el país y terminó fundando el peronismo revolucionario. También fue docente, legislador, periodista, intelectual y abogado

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Cuando Juan Domingo Perón debió emigrar de nuestro país luego de producido el golpe de Estado militar de 1955, designó a un sucesor político. Se trataba de un hombre joven, de 35 años, pero de vasta actuación política y de la mayor confianza del depuesto presidente: el platense John William Cooke.

Pero quién era este dirigente al que Perón lo nombró como “apoderado del Movimiento Nacional Justicialista”; qué méritos había hecho pese a su juventud y cuál era su trayectoria.

El dirigente político platense fue, podría decirse, el ideólogo impulsor del ala izquierda del peronismo y, posteriormente, un decidido entusiasta de la revolución cubana comandada por Fidel Castro, al punto tal de que en varias ocasiones, pero sin éxito, instó a Perón a dejar su exilio en la capital española y radicarse en La Habana hasta que se dieran las condiciones propicias para regresar a la Argentina.

Cooke era, según las crónicas políticas de la época, el único dirigente que le hablaba a Perón de igual a igual, manifestándole sus ideas y sus discrepancias con la política oficial en algunos aspectos; incluso solía tener fuertes cambios de opinión con María Eva Duarte, sin que por ello se opacara el mutuo respeto que ambos se tenían. En realidad, era la propia Evita la que convocaba al platense para consultar sus opiniones sobre temas puntualmente controvertidos.

“El Bebe” era un hombre de fuertes convicciones, pero de trato amable y más que nada franco y absolutamente sincero, lo que le valía ser tenido en cuenta como la antítesis misma de los llamados “adulones” que rodeaban al líder justicialista y a su esposa.

Juan Domingo Perón y John William Cooke

DE ORIGEN RADICAL

Había nacido en La Plata el 14 de noviembre de 1919 en el seno de una familia radical y de sólida posición económica; María Elvira Lenci (uruguaya) fue su madre, y su padre Juan Isaac Cooke, abogado y publicista nieto de irlandeses, quien en ese entonces era diputado nacional por el radicalismo, aunque muchos años después, a partir de 1944, aceptara el cargo de canciller del gobierno de facto del general Edelmiro Farrell y ya durante el gobierno peronista fue embajador argentino en Brasil durante siete años, para posteriormente desempeñar el mismo cargo diplomático en España y ser el delegado de nuestro país ante la Organización de Estados Americanos.

John, también apodado “El Gordo”, fue el primer hijo del matrimonio y tuvo tres hermanos varones: José Luis, Carlos Federico y Jorge Félix.

La familia habitaba en una amplia casa situada en la calle 50 entre 4 y 5.

Cursó la primaria en la Escuela Anexa y el secundario en el Colegio Nacional. Luego ingresó a la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, recibiéndose de abogado en 1943.

No tenía inclinaciones deportivas, pero los amigos más cercanos de la infancia, como la escritora Aurora Venturini, señalaban que “El Gordo” era “tripero”, aunque habría ido solamente una vez a la cancha llevado por algunos compañeros del secundario.

INICIO EN LA POLÍTICA

Cooke, según coinciden sus diversos biógrafos, “mamó” la política desde muy temprana edad debido a las actividades de su padre en ese campo.

Ya en primer año de la Facultad formó parte de la Unión Universitaria Intransigente, al tiempo que iniciaba su acercamiento a las ideas de FORJA, agrupación con la que tiempo después estuvo vinculado aunque sin formar parte de ella.

Tras recibirse de abogado ejerció la profesión “a medias”, pero más que nada se dedicó a la docencia en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y al periodismo en distintas publicaciones políticas. En esos años ya se había ido a vivir a la Capital Federal.

A los 26 años de edad Cooke fue elegido como diputado nacional del peronismo para el período 1946-1952 y llegó a ser presidente de su bloque.

En la Cámara de Diputados, presidió distintas comisiones, como las de Asuntos Constitucionales, la Redactora del Código Aeronáutico y la de Protección de los Derechos Intelectuales.

John William Cooke

AÑOS FEBRILES

En 1952 terminó su mandato parlamentario, que no quiso renovar, y regresó a su cátedra como profesor titular de Economía Política en la facultad de Derecho de la UBA. En la misma época comenzó a editar una publicación política semanal llamada “De Frente”, la cual siguió apareciendo hasta el golpe militar de 1955, y desarrolló al mismo tiempo una febril actividad política siempre de la mano de Perón.

En el ámbito universitario, fue profesor titular de Economía Política en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires entre 1946 y 1955.

Unos meses antes del levantamiento castrense, Cooke fue designado interventor del Partido Peronista de la ciudad de Buenos Aires.

ENCARCELAMIENTO Y DESIGNACIÓN

Pocos días después del golpe militar del 16 de septiembre de 1955, fue arrestado en la casa de su amigo José María Rosa y enviado al Penal de Río Gallegos junto con otros importantes dirigentes del justicialismo de la que escaparon a Chile. Pero aun permaneciendo encarcelado se las ingenió para participar activamente en la organización de los distintos grupos protagonistas de la resistencia peronista.

Poco más de un año después de estar en prisión, recibe a comienzos de noviembre de 1956 una carta de Perón, quién desde el exilio lo designa apoderado del “Movimiento Nacional Justicialista”, señalando en una carta que “su decisión será mi decisión y su palabra la mía. En él reconozco al único jefe que tiene mi mandato para presidir a la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero y sus decisiones tienen el mismo valor que las mías. En caso de fallecimiento, delego en el doctor don John William Cooke el mando del movimiento”.

John William Cooke durante un discurso

FUGA Y EXILIO

El 18 de marzo de 1957, en circunstancias que nunca fueron debidamente aclaradas, Cooke logró fugarse del penal de la capital santacruceña junto a otros dirigentes allí detenidos como Héctor Cámpora, Guillermo Patricio Kelly, Jorge Antonio, Pedro Gomis y José Espejo. El mismo día, todo el grupo logró pasar a Chile, en donde fueron aceptados como exiliados políticos; y tras permanecer unos días ocultos en el sur de la nación trasandina, lograron trasladarse a la capital chilena.

El historiador Juan Yofre cuenta que “bajo la conducción de Cooke se constituye en Santiago de Chile el ‘Comando Adelantado’ del peronismo, se organizan aún más los grupos clandestinos de la resistencia y comienzan a cruzar la cordillera de los Andes distintos exponentes de la política argentina”, en su mayoría hombres que rápidamente dieron forma a lo que denominaron ‘desarrollismo’”.

En enero de 1959 triunfó la revolución castrista en Cuba, con la que Cooke se entusiasmó intensamente de forma inmediata, y en marzo de ese año le escribió a Perón recomendándole trasladarse para residir en La Habana, propuesta que fue rechazada, ante lo cual decidió viajar solo desde Chile a la isla caribeña, donde se afincó.

En 1962, fue enviado por Fidel Castro y Ernesto Guevara a Europa con el objetivo de darle personalmente a Perón una invitación formal del gobierno cubano para exiliarse en la ciudad de La Habana.

RUPTURA

Cooke llegó a París para comunicarse telefónicamente con Perón para pedirle sostener una entrevista en Madrid; sus llamados no fueron atendidos por el líder justicialista, quien prefirió enviar como emisario a la capital francesa a uno de sus ayudantes llamado Héctor Villalón, quien le dijo al platense que no era prudente viajar a España, pero hizo que “El Bebe” mantenga una conversación telefónica con su jefe, acordando que le enviaría con el mismo emisario un informe político de la situación del peronismo en Argentina.

Ese informe hizo hincapié en fuertes críticas a la dirigencia justicialista, que actuaba en la clandestinidad, y concluía diciéndole a Perón una frase que le costó ser destituido como apoderado del justicialismo y reemplazado por Alberto Campos, asesinado en 1975 en Argentina por terroristas montoneros.

“Creo que usted tendrá que cambiar las direcciones, sustituyéndolas, aunque sea en parte, con elementos revolucionarios, que existen en cantidad suficiente”, decía la frase con la que concluía el informe.

El resultado de su gestión no sólo no tuvo éxito, sino que además dejó de ser el representante “oficial” del peronismo, y regresó a Cuba, donde lo espera su esposa Alicia Eguren, otra muy activa dirigente justicialista que se embanderó con el régimen castrista.

Poco tiempo después el matrimonio viajó a Montevideo desde donde contactó a varios dirigentes políticos de izquierda argentina para enviarlos a realizar adiestramiento militar en Cuba, a donde John y Alicia retornaron meses después.

En aquella época “El Bebe” participó en La Habana en las cumbres de la OSPAAAL y la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS).

Cooke con Alicia Eguren

FALLECIMIENTO

Con un cáncer de pulmón avanzado, Cooke regresó a nuestro país y falleció el 19 de septiembre de 1968 en el Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires.

“El peronismo, hecho maldito del país burgués”, fue la frase más conocida que trascendió de este político platense con proyección nacional.

El historiador Enrique Pavón Pereyra, biógrafo de Perón escribió que el expresidente “me mostró una foto de Cooke vestido de guerrillero cubano, porque él estaba exiliado en La Habana, y me comentó: ‘Este hombre ha dejado de ser peronista’”.

El contenido de la profusa correspondencia postal entre Perón y Cooke fue publicada en un libro, del cual puede rescatarse una pregunta que el platense le formuló a su jefe político y que con las décadas ha ido cobrando importancia: “Cuando usted ya no esté, ¿qué significará ser peronista?”.

John William Cooke en Cuba

 

John William Cooke

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