El “baúl viajero”, otra demostración de la vigencia de la lectura

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La iniciativa exitosa de una centenaria biblioteca popular de Villa Elisa, que decidió ofrecer sus libros a las escuelas y otras entidades que se los requieran en calidad de préstamo, instrumentando ese servicio mediante el denominado “baúl viajero”, deja a la vista que pese al avasallante avance de los medios digitales, el libro –como expresión de la soberanía del pensamiento- sigue captando el interés de la humanidad y que la lectura es un acto de autonomía y libertad personal.

Tal como se informó ayer en este diario, con más de 46.000 ejemplares en sus estantes, la biblioteca popular “Alejo Iglesias” buscó idear la manera de que los libros lleguen a más lectores y puedan funcionar como conexión con otros espacios y personas, según dijeron sus directivos.

De modo que, por medio del “baúl viajero”, la Biblioteca ofrece en cada entrega la posibilidad de que alrededor de 30 libros permanezcan hasta un mes, en el lugar que los requirió.

Desde que el “baúl viajero” comenzó a son su prestación e inició su camino ya dejó decenas de libros para consulta a escuelas e instituciones de Villa Elisa, City Bell, Arturo Seguí, Los Hornos y de la Ciudad. “La idea es ampliar la propuesta. Nos gustaría hacerlo llegar a algún hogar de ancianos” detallaron.

Otro dato digno de ser analizado pone de relieve que la idea se lanzó antes de la pandemia, pero con poco éxito. Sin embargo, después de que terminó la cuarentena, el pedido de préstamos de libros se intensificó. En el caso de las escuelas, cuando los chicos volvieron a las aulas se “se produjo un verdadero boom de lectura”, dijeron.

Está claro que el libro enfrenta un contexto de circunstancias desfavorables. El fotocopiado de páginas, capítulos o volúmenes enteros que permiten que un estudiante pueda hasta graduarse en tal o cual disciplina o, ahora, el simple navegar por los ámbitos de Internet que suelen realizarse para satisfacer distintas expectativas, todo incide negativamente como para garantizarle al libro una segura sobrevida en el mercado del conocimiento y de la cultura.

Sin embargo, últimas experiencias registradas en las escuelas de muchos países, inclusive en la Argentina, como la relativa a la prohibición de uso en las aulas de celulares y de otros adelantos tecnológicos, demostraron de inmediato un mayor integración entre ellos, un vuelco hacia la lectura por parte de los jóvenes y, por lo tanto, una clara demostración de la importancia de los libros para la mejor formación de chicos y jóvenes.

Por cierto que esta iniciativa se suma a las de las otras muchas bibliotecas populares de nuestra zona, que pese a las sucesivas crisis económicas han ampliado y modernizado sus prestaciones, incorporándoles, a su costo, recursos tecnológicos de avanzada que les permiten encontrarse a tono con las cambiantes exigencias de cada época.

 

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