Violencia extrema en clases: un fenómeno que ya parece indetenible
Edición Impresa | 11 de Abril de 2025 | 02:04

El 1 de abril, en una escuela de Ensenada, un estudiante hirió salvajemente a dos hermanos con una navaja. Tres días después, en Ingeniero Maschwitz, Escobar, gracias a que un chico le contó a sus padres, descubrieron que un grupo de alumnos planificaba un tiroteo a través de un grupo de WhatsApp. El 6 de abril, tres chicos le fracturaron el cráneo a otro en General Rodríguez. Al día siguiente, una docente fue agredida por una mamá en Pehuajó. El 9 de abril, hubo amenazas y más golpes en Punta Alta, Mar del Plata y Olavarría.
La ola que llevó al hospital a varios adolescentes, puso en estado de alarma a las familias, a las escuelas y a especialistas. ¿Qué esta pasando en las escuelas? ¿Son hechos aislados que confluyen en un patrón? ¿Es un fenómeno actual o algo que se repite y que adquirió mayor visibilidad? ¿Hay una sola respuesta?
La Dirección General de Cultura y Educación se reunió con los gremios de docentes y publicó una carta abierta titulada “La escuela bonaerense es y será un territorio de paz, diálogo y convivencia democrática”. Por su parte, los sindicatos pidieron “defender la educación pública como territorio de paz”.
La cartera educativa atribuyó las escenas en las aulas a factores externos: “Los problemas que atraviesan a la escuela, han pasado por un proceso de gestación invisible para las y los adultos responsables; la irrupción o la visibilización de la situación conflictiva es tal vez, el corolario de un proceso latente y violento, inadvertido en sus orígenes. Las niñas, niños y adolescentes pasan en la escuela aproximadamente el 15% de sus vidas, el resto lo viven con sus familia, amigas y amigos, en las calles o en distintos entornos sociales”, expresa la nota pública.
En 2008, la socióloga argentina y doctora en psicoanálisis Silvia Bleichmar, publicó el libro “Violencia social - Violencia escolar. De la puesta de límites a la construcción de legalidades”. Es decir que, hace casi veinte años, la brutalidad en las escuelas era una problemática que estaba sobre en el terreno de análisis.
“La violencia está en conexión directa con la época, pero no refiere a los últimos dos años o desde la pandemia. Hay una red, una trama, un lazo social que se viene deteriorando hace tiempo”, expresó, en diálogo con este diario, una psicóloga local que integra un Equipo de Orientación Escolar y que prefirió mantener el anonimato.
Haciendo referencia al libro mencionado -y a lo que presencia todos los días en las diferentes escuelas donde ejerce-, la profesional de la salud mental consideró “necesario analizar varias cuestiones. Una, es que no hay adultos disponibles para la crianza, entonces no se construyen bordes, legalidades en cuestiones éticas. No hay un registro del otro. Hay un déficit en los padres y madres”.
A su vez, agregó: “Hoy, los padres no registran a la maestra. Hay nenes que no hablan, que no juegan, que no te miran a la cara. Cuestiones sociales que tiene que ver con lo ético en sentido de ver al otro. Lo cierto es que, la institución que está dando pelea a esto son las escuelas”.
Según Silvia Almazán, secretaria general adjunta del sindicato docente Suteba, la problemática tiene origen en muchas causas: “La violencia social que atraviesan las comunidades educativas; la violencia verbal, simbólica, racista que comparten altas figuras públicas; las desigualdades económicas y culturales; las redes sociales”, enumeró. “Es necesario asumir una responsabilidad colectiva, producir una reflexión con todos los adultos y construir más políticas públicas”, continuó.
Identificar el problema
Antes llamado “gabinete”, hoy son los Equipos de Orientación Escolar los que se “ocupan de la atención, orientación y acompañamiento de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos con el propósito de contribuir a la inclusión educativa y social a través del aprendizaje”, según el Portal ABC, la plataforma educativa oficial de la Provincia. Es decir, esta área es la primera que atiende y decide qué hacer ante un inconveniente escolar.
“Lo cierto es que no hay un protocolo para aplicar: es particular de cada caso. Hay que darse un instante para elaborar la estrategia de abordaje y pensar entre varios”, detalló la psicóloga local.
También explicó: “Uno se tienta a resolver en la urgencia pero pensar la estrategia es necesario. Entonces, hay que reunirse con directivos, profesores, preceptores y pensar de forma interdisciplinaria. Así, decidir quién se comunica con la familia o quiénes se reúnen con ella, por ejemplo”.
Asimismo, “no sirven protocolos fríos si no se tiene un análisis de la trayectoria”, dijo y añadió que “de nada sirve denunciar el hecho y ya. Hay que darle un consecución al problema”, concluyó.
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