Sanear las finanzas del Vaticano, un gran desafío

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Pese a los ingresos de sus hospitales, sus museos, de las donaciones de fieles y diócesis y del alquiler de su amplio patrimonio inmobiliario, las finanzas del Vaticano son crónicamente deficitarias. De hecho, en 2023, reportaron una pérdida consolidada de casi 70 millones de euros, frente a unos ingresos de 1.200 millones de euros.

Su historia está repleta de escándalos financieros, como por ejemplo, el Instituto para las Obras de Religión (IOR) que fue el principal accionista del importante banco italiano Ambrosiano, acusado de blanquear dinero del narcotráfico y de la mafia. Y ahora el nuevo Papa tendrá el desafío de tratar de sanear las finanzas.

Cuando Francisco llegó en 2013, la situación era delicada. Por esa razón decidió nombrar al frente del consejo de administración a Jean-Baptiste de Franssu, un banquero francés quien recientemente recordó las dificultades del cargo: “Cuando llegué, no había un gobierno sólido, las reglas no se respetaban y no teníamos las competencias adecuadas”. La reputación de la Santa Sede mejoró, aunque el desafío por continuar este camino de blanqueo sigue siendo una tarea titánica.

 

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