Cigarrillos electrónicos: crece el vapeo entre los adolescentes

Encuestas poblacionales muestran que cerca del 8.9% de los argentinos de entre 13 y 18 años utiliza vapeadores ¿Qué riesgos implica esta nueva tendencia para la salud y por qué genera preocupación?

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Aunque el consumo de cigarrillos tradicionales ha disminuido en los últimos años en el país, los especialistas en cesación tabáquica se muestran preocupados por el crecimiento en el uso de cigarrillos electrónicos entre adolescentes y adultos jóvenes.

Pese a que la importación y comercialización de estos dispositivos está prohibida desde 2011 en Argentina, su consumo no cesa de crecer entre los más jóvenes. Un estudio de la Fundación Interamericana del Corazón reveló este año que el 8,9% de quienes tienen entre 13 y 18 años los utiliza en un escenario donde la percepción de menor daño convive con la falta de información.

“Aunque todavía no podemos afirmar si el vapeo es más o menos perjudicial que fumar cigarrillos tradicionales, sí sabemos que no es seguro”, advierte el doctor. Guillermo Espinosa, médico de familia y autor del libro Tratamiento del tabaquismo.

“Los vapeadores contienen nicotina, la misma sustancia adictiva del tabaco, además de compuestos químicos que pueden dañar gravemente el sistema respiratorio, incluso en personas que solo están expuestas al vapor de segunda mano”, alerta el especialista, que coordina el Programa de Control de Tabaco del Hospital Italiano de Buenos Aires.

La popularidad de estos productos entre los más jóvenes no es casual. Como explica Espinosa, en el intento de atraer a una nueva generación de consumidores, el acceso a la publicidad a través de redes sociales e influencers, el diseño atractivo de los dispositivos, los sabores atrayentes y la falsa sensación de inocuidad los convierten en una peligrosa puerta de entrada al tabaquismo.

“Muchos creen que los vapeadores ayudan a dejar de fumar, pero no hay evidencia suficiente que respalde esta teoría. Además, esta falsa percepción puede fomentar su uso y ser el inicio de consumidores de nicotina que luego de un tiempo inician el consumo de tabaco, por costos y accesibilidad”, señala es médico.

Lo cierto es que, cualquiera sea su modalidad, el tabaquismo desde temprana edad puede generar síntomas inmediatos en la salud, como ardor en la garganta y en los pulmones. Y si el hábito se mantiene en el tiempo puede evolucionar en complicaciones más graves como enfermedades cardíacas o cerebrovasculares, daños en los pulmones e incluso diferentes tipos de cáncer como el de garganta, estómago, vejiga, boca y pulmón.

“El consumo de nicotina también puede afectar la salud sexual, bucal, ocular, ósea y dermatológica, además de aumentar el riesgo de infecciones virales respiratorias”, agrega Espinosa, quien recomienda buscar acompañamiento profesional a quienes desean dejar de fumar.

 

El acceso a la publicidad a través de redes sociales e influencers, el diseño atractivo de los dispositivos, los sabores atrayentes y la falsa sensación de inocuidad los convierten en una peligrosa puerta de entrada al tabaquismo”.

Guillermo Espinosa
Médico de familia

 

“Contar con el apoyo adecuado permite acceder a tratamientos médicos, técnicas conductuales y recursos emocionales clave”, explica el médico, que aconseja empezar reduciendo el consumo, y construyendo nuevos hábitos que reemplacen el acto de fumar, además de recurrir al uso de terapias disponibles bajo supervisión profesional.

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