Hay que frenar el auge de la reserva ilegal de lugares para estacionar

Edición Impresa

La costumbre la iniciaron los trapitos y algunos dueños de comercios que decidieron “reservar” estacionamientos, colocando caballetes, baldes, bidones, conos y cajones de vacíos de bebidas, para apropiarse de unos metros de la calle junto a los cordones y contar así con su estacionamiento particular. El que intente despejar esos lugares y estacionar corre el riesgo de recibir invitaciones poco amables para retirarse. Ahora los vecinos denunciaron una de esas situaciones en cercanías de diagonal 77 y plaza Italia.

No se habla de pocos espacios. En noviembre de 2016 un relevamiento realizado por la Comuna determinó que había cerca de 300 lugares de estacionamiento medido en los que estacionaban autos que, además de pagar el canon municipal, debían darle dinero a los trapitos. No cumplir con esta última imposición, se sabe, resulta peligroso.

Si se admite que cada lugar para estacionar insume unos 5 metros, se está hablando de un total de 15 cuadras “administradas” –ilegalmente, claro- por particulares.

En el caso de los trapitos, se conoce también que comienzan su tarea usurpando sitios públicos, mediante la colocación en horarios tempranos de los elementos que sea para reservarle así lugares a su “clientela” cotidiana. No es todo, sin embargo. En algunos lugares, como en la calle Jorge Bell de City Bell, algunos comercios nuevos “simulan” la bajada de un garaje, pintan de amarillo el cordón pero, en realidad, no existe ningún garaje.

Es verdad que tanto esta administración municipal como muchas de las anteriores acentuó sus operativos de control para evitar la ocupación ilegal de espacios en la vía pública. Sin embargo, la tarea no se completa y no son pocas las personas dedicadas a lucrar con la explotación de un espacio que no les pertenece y por cuyo “manejo” han originado incidentes muy graves, con agresiones a automovilistas particulares, a inspectores municipales y a policías.

Se está frente a usos y costumbres habituales, a los que se permitió consolidar al punto de quienes los ejercen terminan por convencerse que les asisten derechos no sólo para ocupar esos lugares, sino, inclusive, para demarcarlos como si fueran propios.

Tal como se ha dicho, a la hora de obtener lugar para dejar el auto, no escasean por cierto las variantes transgresoras: conos, caballetes o cajones que vedan lugares en obras y comercios; cordones pintados de amarillo en domicilios particulares; carteles sin sustento legal; abuso de los espacios reservados genuinos.

De allí que resulte perentorio una revisión y la posterior eliminación de estas situaciones anómalas, sancionándose con las penas previstas a quienes hayan actuado en forma ilegítima.

Las autoridades no sólo deben ajustar algunas de las facultades que ya tiene previstas para extremar controles, sino que también debería promover las actualizaciones normativas que hicieran falta.

Ello sin dejar de ver que no debe permitir que personas particulares o, inclusive, organismos públicos, se arroguen el derecho de apropiarse de espacios que no les pertenecen.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE