Chau desempleo, hola informalidad

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Jorge Colina

El ajuste económico fue duro. En 2024, en el 1º trimestre la economía cayó un 5 por ciento, en el 2º y 3º trimestre un 2 por ciento, respectivamente, luego recuperó un 2 por ciento en el 4º trimestre 2024 y en el 1º trimestre 2025 habría crecido un 6 por ciento. En el balance, la economía está un 2 por ciento por encima de 4º trimestre 2023, que sería la línea de base del presidente Milei.

La inflación desde la línea de base (4º trimestre 2023) al 1º trimestre 2025 fue de 175 por ciento y el salario formal subió 183 por ciento, por lo que el salario real, subió apenas 2 por ciento. Entonces, la economía creció 2 por ciento y el salario real 2 por ciento.

¿Y el empleo?

Según los recientes datos del Indec, combinados con datos de la Secretaría de Trabajo de la Nación, aparece que el empleo total también creció un 2 por ciento.

Lo primero que se pregunta el lector es: ¿Cómo puede ser que crezca la economía, el salario real y el empleo, cuando uno observa que la gente se queja porque no tiene trabajo o no llega a fin de mes?

Lo que cabría esperar, según el humor social, es que la tasa de desempleo vuele por los aires.

Bueno, no. La tasa de desempleo en el 1º trimestre 2025 fue de 7,9 por ciento. Poco más alta que la del 1º trimestre 2024 que fue 7,4 por ciento. La línea de base del presidente fue 5,7 por ciento en el 4º trimestre 2023. La actual es más alta. Pero no mucho más alta. No hay tasas de desempleo de 2 dígitos. Ni la habrá.

Bueno, pero es como que la tasa de desempleo no se condice con el humor social.

Algunos analistas políticos opinaban que mucha gente fue a la marcha por Cristina Kirchner por la simpatía con ella, pero también porque la gente -especialmente “la de abajo”- no la está pasando bien.

¿Qué está pasando en el mercado laboral?

Esta pasando que la tasa de desempleo pasó de moda. La moda ahora es la informalidad. Es cierto que hay más de 1,5 millones de personas urbanas que se declaran desempleadas. Esto es, no tiene trabajo y buscan activamente uno, sin encontrarlo.

Pero hay 10 millones que tienen laburo, pero no les alcanza para llegar a fin de mes. De estos, 2,5 millones están en el Monotributo como principal fuente de empleo (no es que es un asalariado en blanco que factura en segundos “kiosquitos”). Otros 2,5 millones son cuentapropistas en negro directo (o sea, no están inscripto en el Monotributo). Los restantes 5 millones son asalariados en negro directo (le pagan en el bolsillo cuando van a laburar; si faltan, no cobran).

Estos no son desocupados. Tiene trabajo, pero son informales.

Lo que pasó en e 1º trimestre 2025 que todos los empleos netos creados fueron cuentapropistas en negro (no registrados en el Monotributo). O sea informales.

Estos laburantes no ganan salarios formales, sino que tiene ingresos que dependen estrechamente de la cantidad de horas que laburen. Entonces, el 2 por ciento de aumento de salario real muchas veces no les aplica. Pueden estar obteniendo más remuneración, pero es porque están trabajando más horas para poder juntar unos mangos más.

LOS FORMALES

Por el lado de los formales, son otros 10 millones. Los asalariados en blanco en empresas privadas son cerca de 6,5 millones que están estables y tienen remuneraciones razonables, pero no ven mejorar su situación; agradecen que no empeoran. Los empleados públicos son otros 3,5 millones que tienen sus salarios licuados -para contribuir al superávit fiscal- y terminan agradeciendo que por lo menos mantuvieron el laburo.

En el fondo, laburo hay. Pasa que no terminan de ser buenos laburos que permitan a la mayoría de la gente prosperar.

Para que los laburos sean buenos y la gente sienta que laburar vale la pena en términos de que permite progresar, la economía tiene que mejorar mucho. Tiene que crecer y ser muy productiva. Esto es, que cada vez se produzca más con la misma cantidad de horas (y mejor sería con menos horas) trabajadas.

Una economía ordenada y competitiva

Esto solo se logra con una economía ordenada y competitiva. Que atraiga muchas inversiones físicas y tecnológicas, un sistema educativo que permita a las familias acumular mucho capital humano en sus hijos y un sistema financiero que permita hacer rendir productivamente y con seguridad los ahorros familiares.

Esta sería una economía que crece. Para que haya muchos buenos empleos debería haber una legislación laboral moderna, donde dar empleo en blanco no tenga una sobrecarga impositiva abusiva y fundamentalmente que no sea un riesgo; y donde sindicatos obsoletos no le impongan al que da laburo en blanco convenios colectivos de las décadas de 1970 y 1980.

Hay que bajar la desocupación. Pero mucho más importante y urgente es mejorar la calidad de los empleos. Para ello hace falta avanzar en el decálogo que propone el Acta de Mayo.

 

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