El héroe que sangra como todos
Edición Impresa | 22 de Junio de 2025 | 04:16

“Obitó. Parece japonés. Obitó. Hasta suena gracioso. Y es todo lo contrario. Obitó. Cinco letras. Una palabra. Una acción terminal para pronunciar la peor noticia que puedan llegar a recibir”.
Así comienza la obra “Kryptonita” de Leonardo Oyola. Una novela publicada por Literatura Random House, que parte de una idea simple y brillante: ¿qué hubiera pasado si la nave de Superman hubiera caído en el conurbano y no en Kansas? ¿Cómo se vería ese héroe criado entre pobreza, represión policial y códigos de la calle? La respuesta se llama Nafta Súper, un tipo duro, leal a los suyos, y con un corazón que le late por fuera del pecho.
Oyola instala una prosa oral, cruda, con un ritmo sincopado que mezcla calle, cómic y western. En Oyola, la voz importa tanto como lo que se cuenta.
Leonardo Oyola publicó Kryptonita en 2011, bajo el sello Mondadori, y de inmediato la historia se convirtió en objeto de culto. En un tiempo en el que la literatura argentina buscaba nuevas formas de narrar la violencia, Oyola encontró una voz propia: oral, directa, llena de ritmo. Una voz que sale de la calle pero que no se queda en el margen. Que arrastra con ella todo el barro, la furia, la melancolía y la fantasía que una historia necesita para ser inolvidable.
La novela transcurre durante una sola noche, con Nafta Súper agonizando y su banda esperando un milagro. Pero en ese presente opresivo se abren ventanas al pasado. La historia del grupo, sus vínculos, traiciones y códigos. Cada uno de ellos es una relectura criolla de algún personaje del universo DC: El Tordo, Lady Di, Ráfaga, el Faisán. Todos tienen poderes, sí. Pero también tienen heridas, causas y secretos. Oyola no busca que sus personajes se rediman. No les da moralejas ni finales limpios. Les da historia. Les da cuerpo. Les da barrio.
Kryptonita no funciona solo como una parábola o una sátira. Es una novela con carne. Con ritmo. Con emoción. Su potencia está en cómo articula lo fantástico con lo social sin caer en el panfleto. Los superpoderes no sirven para salvar al mundo: sirven para resistir. Para aguantar. Para no traicionar. En un país donde la justicia es lenta o directamente ausente, los códigos de la calle se vuelven sagrados. Y en ese mundo, la kryptonita puede ser cualquier cosa: una traición, una bala perdida, una enfermedad, el olvido.
La repercusión fue inmediata. En 2015, la novela fue adaptada al cine por Nicanor Loreti. Juan Palomino interpretó a Nafta Súper en una película que también tuvo una gran respuesta del público. Al año siguiente, llegó la serie Nafta Súper por el canal Space, que extendió el universo de la novela y demostró que estos personajes marginales también podían habitar la pantalla sin perder fuerza.
Leonardo Oyola nació en 1973 en Isidro Casanova, lugar que se convierte en escenario y personaje en muchos de sus libros. Se formó en talleres con Alberto Laiseca y publicó títulos como Chamamé, Hacé que la noche venga, Gólgota, Sultanes del ritmo y Ultra Tumba. Su estilo mezcla géneros, referencias populares, ritmo de cumbia y sensibilidad de barrio. Oyola narra desde la frontera: entre el bien y el mal, la violencia y la ternura, lo invisible y lo marginal.
Kryptonita es, quizás, su obra más emblemática porque condensa su mirada sobre el mundo: la creencia de que incluso en la oscuridad puede haber luz. Que un héroe no es alguien que vuela o esquiva balas, sino alguien que no deja solo a un amigo. Que lo verdaderamente extraordinario no es tener poderes, sino sostener la lealtad cuando todo alrededor se cae a pedazos.
En el corazón del conurbano, Nafta Súper no busca salvar al mundo. Solo quiere vivir un día más. Un día más con los suyos. Un día más con los que lo sostienen. Porque incluso los hombres de acero, alguna vez, sangran.
Editorial: Random House
Páginas: 224
Precio: $37.499
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