La noche que contrató a Bilardo y la anécdota de la compra de Sabella
Edición Impresa | 6 de Junio de 2025 | 04:38

Raúl Gerardo Correbo fue sinónimo de Estudiantes. Representó hasta sus últimos días el ADN que tantas veces se habla del Club, incluso en épocas de inmediatez y frivolidad. Nunca dejó de ser una figura diplomática, educada, cálida y comprometida.
Llegó al Club en la segunda presidencia de Ignacio Ércoli. Fue secretario general. Pero no terminó el mandato por algunas diferencias que él mismo reconoció años después. Pero fue un caballero y supo minimizar esas
“Me empezaron a dar manija amigos como Lito Caffé, Enrique Rapán, Nelson Oltolina, Chiche Denegri, Lalo Santoro, José Ferella, Héctor Branne y el Cholo Fauci para que nos presentáramos y que yo fuera presidente. La verdad es que no quería saber nada, pero tanto insistieron que terminé aceptando. Y un día, en la cancha, la gente empezó a corear mi apellido. ‘Me parece que podemos ganar’, les dije a los muchachos. Y así fue”, recordó de los comicios de noviembre de ese año en el que derrotó en las urnas a Ercoli, Lentini y Pelliti.
Entonces, una vez como presidente, llegó el momento de elegir quién iba a ser el nuevo entrenador. “Eran Zubeldía o Bilardo y los dos estaban en Colombia. Pero nos inclinamos por Carlos porque era más joven. Lo llamamos, y la primera reunión se hizo en mi escribanía. Le ofrecimos el cargo y él enseguida empezó con el equipo, preguntó por el preparador físico, agarró el teléfono de la oficina y lo llamó al Yacaré Echeverría, al que hizo venir en pijama a la madrugada. Me preguntó por un arquero y yo le dije que conocía a Delménico porque le había hecho la escritura de la casa de cuando jugaba en Gimnasia. ‘Sí, tráeme a ese’, me dijo. El tema es que pasaban las horas y seguía dibujando el equipo hasta que le dije ‘pará Carlos, que todavía falta arreglar lo tuyo. Y respondió que eso no era problema. Lo cierto es que arreglamos al día siguiente, sólo de palabra, y hasta el final del ciclo jamás nos pidió un peso más”, siguió el escribano en una extensa entrevista publicada por este medio en julio 2022 una vez que la pandemia había empezado a dejar volver la vida normal.
La anécdota de la llegada de Alejandro Sabella es conocida. Bilardo le pidió que junten la mayor cantidad de dólares posible y entre todos apenas reunieron 20 mil. “Con eso se fue. No sé cómo hizo pero se lo trajo, creo que le dio algo a Alejandro y después se la pidió prestada para viajar, porque Sabella en ese sentido también era un fenómeno”.
El otro jugador por el que tuvo que negociar Correbo fue por Marcelo Trobbiani, que luego de sufrir hepatitis en Boca se lo querían sacar de encima. “Negociamos con Martín Noel y Carlos Heller, ellos se lo querían sacar de encima, y yo mismo redacté el contrato de compra y le puse un montón de cuotas, si pasa, pasa, me dije. Pero lo miraron, lo firmaron y nos trajimos a Trobbiani, un crack”.
Luego del campeonato Soberanía 1982 Bilardo se fue a la Selección y Correbo contó en esa nota el día que Julio Grondona lo conoció en el Country. “Lo vio con un paquete y cuando supo que allí llevaba la carne para cocinar dijo ‘es lo que me faltaba para decidirme, es él’”, cerró el Escribano.
Correbo hizo amistad con muchos de los jugadores que llegaron al Pincha
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