Primero fueron las manos y después las herramientas

En el principio la humanidad no tuvo utensilios para ayudarse a vivir. Y el progreso llegaría con ellos. La literatura les encontró significados, metáforas y contenidos

Edición Impresa

Por MARCELO ORTALE

marhila2003@yahoo.com.ar

La literatura se inspiró siempre en las herramientas y en los utensilios que usa el ser humano para desarrollarse mejor en este mundo. Y les dedicó poemas y obras artísticas, en textos ricos en alusiones simbólicas.

Se elige cualquiera de ellos y la demostración sorprenderá. Por ejemplo, ¿qué se dijo de la escoba, de esa herramienta doméstica utilizada en millones de hogares por parte de todas las generaciones? Se las hizo servir en la limpieza cotidiana, pero ellas siempre tuvieron reprimidas facultades mágicas. Y entonces se las hizo volar con brujas montadas o bailar en palacios encantados. Una princesa de cuento barrió estrellas en el cielo nocturno. En muchos textos literarios fue doméstica como ninguna y también conductora de polvaredas de oro.

Un poeta como Pablo Neruda, frente a ella se confesó como un fracasado: “Me declaro culpable/ de/ no haber hecho/ con estas manos que me dieron/ una escoba/. ¿Por qué no hice una escoba?/ ¿Por qué me dieron manos?/ ¿Para qué sirvieron/ si sólo vi el rumor del cereal/ si sólo tuve oídos para el viento/ y no recogí el hilo/ de la escoba/ verde aún en la tierra/ y no puse a secar los tallos tiernos/ y no los pude unir/ en un haz áureo/ y no junté una caña de madera/ a la falda amarilla/ hasta dar una escoba/ a los caminos?”

El poema del chileno sobre esa herramienta doméstica termina de este modo: “Así fue:/ no sé cómo/, se me pasó la vida/ sin aprender, sin ver,/ sin recoger y unir/ los elementos./ En esta hora no niego/ que tuve tiempo,/ tiempo, pero no tuve manos/ y así, ¿cómo podía/ aspirar con razón a la grandeza/, si nunca fui capaz/ de hacer una escoba,/ una sola/, una?/ Sí, soy culpable/ de lo que no dije,/ de lo que no sembré/, corté, medí,/ de no haberme incitado/ a poblar tierras,/ de haberme mantenido/ en los desiertos./ y de mi voz hablando con la arena”.

Sobre la gran historia de la humanidad convergen pequeñas historias. El ser humano llegó al mundo y las primeras herramientas que tuvo para dominarlo fueron sus manos. En sus poemas dijo Miguel Hernández “la mano es la herramienta del alma, su mensaje/ y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente”, para hablar luego de “las manos puras de los trabajadores, terrestres y marinos/ como una primavera de alegres dentaduras, de dedos matutinos”.

De las manos convertidas en cuencos salieron la cuchara y los vasos. De esas mismas manos prensiles nació el tenedor. Pero había que cortar carnes y las manos no lo podían hacer, de modo que una piedra afilada fue el primer cuchillo construido por el ser humano. El cuchillo fue la primera herramienta no anatómica.

Se ha dicho que el cuchillo “fue el único invitado a la mesa” hasta el siglo XVII, ya que las manos aún medievales sirvieron hasta entonces como cucharas o tenedores.

Ya no de piedra, sino de bruñido metal, el cuchillo debió esperar hasta esa época para sentirse acompañado por los otros dos utensilios y formar ellos la primer trinidad del progreso.

Se presume que el cuchillo hecho con piedra, data de unos 2,6 millones de años. Y nadie dijo nada entonces, porque la escritura comenzó, en cambio, hace recién unos 5 mil años.

Las menciones inaugurales de la palabra escrita se remontan a los jeroglíficos egipcios y a los primeros escritos de la antigua Grecia y de Roma. Y fue entonces, a poco de asentarse sobre papiros y rollos la palabra escrita, que habrán comenzado los textos literarios a buscarle simbolismos y analogías a las herramientas del ser humano.

 

De las manos convertidas en cuencos salieron la cuchara y los vasos, entre otras cosas

 

Nadie había dicho hasta entonces que el cuchillo –ese protagonista principal del progreso en la gastada Tierra- permitió que mujeres y varones no necesitaran usar los dientes para desgarrar. Y que ello se tradujo en que la dentadura humana fuera más suave y alineada. Y que los colmillos humanos se redujeran, de modo que se suavizó nuestro rostro.

OTRAS HERRAMIENTAS

El ser humano ya usaba palas y azadas para cavar y labrar la tierra, hoces y guadañas para cortar los pastos y cereales serruchos para cortar maderas, martillos para hundir clavos y sostener objetos, yunques para que el martillo trabajara con campanas. Las pinzas y tenazas reemplazaron la torsión que antes debían realizar las débiles manos.

Entre todas se destacó el martillo, que apareció en la vida y en la mejor literatura como objeto clave para representar la fuerza, el trabajo y también la destrucción. Aparecieron obras literarias que eligieron su nombre para ser tituladas como El martillo de las Brujas, un pretérito manual sobre la brujería o El martillo de Dios, de Gilbert K Chesterton y cuyo nombre también adoptó una novela más reciente, de ciencia ficción, escrita por Arthur Clarke en 1993.

El martillo de la Justicia es manejado por magistrados para cerrar discusiones o desvíos procesales. Y en la prestigiosa mitología escandinava está el Martillo de Thor, un arma duradera y potente que se convirtió en la favorita de este dios nórdico, conocido por su poder sobre fuerzas tan gigantescas como los rayos y los truenos.

También se destacó en la literatura –y desde luego que para centenares de generaciones de labradores- la guadaña, que se hizo símbolo y metáfora de diversas interpretaciones. Sobre todo que ella fue herramienta de la Parca, la gran segadora de la vida.

Como ella es incansable y no se detiene a ver qué varón o mujer merece ser segado, en la literatura, sino que a todos ellos, sean ricos o pobres, les cabe la sentencia, a la guadaña se la comparó también con la Justicia. En realidad con la única y segura Justicia terrenal, que le enseña a la humanidad que el paso del tiempo es inexorable, tanto como lo es la cesación de la vida.

El español Lope de Vega la incluyó varias veces en su poesía. Y en esta estrofa la interroga: “Parca, ¿tan de improviso airada y fuerte/ siegas la vega donde fui nacido/ con la guadaña de tu fiero olvido,/que en seco polvo nuestra flor convierte?”.

Pablo Neruda

LA POLÍTICA

Y las herramientas tuvieron y tienen también mucha simbología en política. El caso más famoso, el más común es el de la hoz y el martillo, un símbolo creado por el artista ruso Yevgeny Kamzolkin (1885-1957) que representa la unión entre obreros de la industria (el martillo) y la clase campesina (la hoz), elegidos como símbolo del comunismo.

 

Las herramientas tuvieron y tienen también mucha simbología en la política

 

Fue utilizado por primera vez en 1918 a poco de la revuelva contra los Zares en Rusia y convertido en símbolo oficial de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) cuando esta fue creada en 1924. Kamzolkin fue un relevante pintor y fotógrafo ruso.

El arado, en particular, es un símbolo del socialismo irlandés y representa la voluntad de una república obrera de controlar su propio destino desde el arado hasta las estrellas. La estrella roja, por su parte, es un símbolo común del comunismo y a menudo se encuentra junto a la hoz y el martillo, como en la bandera de la Unión Soviética.

La bandera del arado estrellado es el emblema patrio que utilizó el Ejército Ciudadano Irlandés-un grupo republicano y obrero que jugó un rol importante en el movimiento emancipador irlandés contra Inglaterra en la Pascua de 1916 , que fue adoptado después por otras organizaciones políticas de Irlanda.

cuchillos
palas
escobas
guadañas
herramientas

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE