VIDEO.- "No se puede respirar": el drama de los vecinos que aún no pueden volver a sus hogares tras el incendio

A casi una semana de la mañana que las llamas consumieron el déposito ubicado en el cruce de las calles 48 y Diagonal 77, los frentistas siguen padeciendo las secuelas del fuego que tiznó las viviendas aledañas y aún no pueden volver a habitar. El testimonio de los vecinos que solo pueden entrar a sus hogares solo por unos minutos y con extremas precauciones de los bomberos y especialistas.

"Es imposible quedarse", explicó Silvia, una de las vecinas que el miércoles pasado fue evacuada de su casa tras el incendio voraz que consumió la edificación por completo y tuvo un derrumbe parcial. Con el correr de los días, explicó que pudieron acceder a los departamentos previo a un aviso de entrada y salida a los bomberos y al personal de Defensa Civil. De esa manera, resguardan sus objetos más preciados con la compañía de una persona de guardia.

El depósito, que ardió por más de cinco horas, tuvo un derrumbe parcial y las posibilidades más concretas tras lo sucedido es que se lleve a cabo una demolición controlada. Por ello, la zona continúa perimetrada y los vecinos aún no pueden regresar a las viviendas: "La situación es exactamente la misma, al edificio podemos entrar pero tenemos que dar aviso de cuando entramos y a la hora que vamos a salir, no podemos hacer como en la vida normal. Con el peligro de derrumbe latente, no hay fecha de que vayan a hacerlo, es imposible quedarse".

Al regresar a su vivienda, la zona cero del incendio, rememoró: "Hay mucho ollín, yo me había olvidado ropa tendida y te podes imaginar que está todo negro, como una goma". 

"Limpiar y ordenar todo para que en cualquier momento se vuelva a caer", lamentó Silvia envuelta en un manto de incertidumbre. Así, concluyó: "La situación es la misma, estamos exactamente igual que el primer día".

Como Silvia, hay un gran número de vecinos que hasta el momento no pudieron regresar a sus hogares ni volver a tener una vida como la de antes. Ante ello, la Comuna local puso a disposición alojamiento en plazas hoteleras y muchos de ellos consiguieron hospedarse en residencias de familiares, amigos u otras residencias. 

"No se puede respirar ahí adentro, es terrible", explicó Alan, otro de los vecinos que debió abandonar su lugar y descansa en un hotel mientras espera alguna precisión para retomar su vida habitual. "Había tendido y la ropa quedó como plastificada", explicó al regresar a la residencia ubicada enfrente al depósito siniestrado.

Al igual que él, otras dos compañeras y un joven con los que compartía sus días en la residencia pudieron reubicarse en otras residencias. "Tenemos que estar cada mañana para ver si nos renuevan otra noche más. Esa es la gran molestia", lamentó el joven por la evuación que iba a ser por 48 horas y hasta el momento no existen novedades.   

"Esta incertidumbre, no saber si al día siguiente voy a tener techo o no. También, levantarme y empezar desde temprano a mandar mensajes, es una intranquilidad que no está muy buena", relató sobre sus días tras el incendio.

Alan, al regresar a la zona cero, tiene el "tiempo cronometrado" a la hora de ingresar a la residencia para rescatar algunas de sus pertenencias más preciadas. "Nos dan diez minutos para entrar y sacar lo que necesitamos, acompañados con un bombero que nos pone un casco", explicó. De esa forma, al adentrarse en un lugar que pareciera haber quedado detenido en el tiempo, con las heladeras abiertas, repletas de alimentos podridos y el piso tiznado, continuó: "Hay un gran olor a quemado, si pasas el dedo por cualquier mesa o pared hay ollín". 

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Aún con fuerte olor a quemado en todo el barrio y, con un edificio lindero de ocho pisos al que está prohibido acceder, más la casa de una jubilada que quedó destruida por la caída de mampostería, el resto de los vecinos de alguna manera comenzó a retomar sus actividades normales.

Claro que faltan evaluar otro tipo de daños como los propios de la edificación detonada, la casa de una vecina que quedó destruida por el desprendimiento de mampostería, los vehículos quemados, el cableado de Edelap y el perjuicio evidente a los habitantes que todavía no pueden entrar en sus hogares por razones vinculada al operativo y los peritajes que faltan desarrollar.

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