Menores peligrosos y en libertad después de otra “cacería delictiva”

Asentados en Villa Catella, Ensenada, siempre salen a robar por los barrios Norte e Hipódromo de La Plata. Su prontuario y la polémica

Edición Impresa

Cuánto se ha hablado del delito juvenil en la Región y las veces que los antecedentes de los menores inimputables, que suelen repetir sus conductas disvaliosas hasta el cansancio, no sirven para fundar una medida de seguridad que evite riesgos para sí o para terceros. La Justicia del Fuero acaba de lanzar dos fuertes mensajes a la sociedad, en los casos de los asesinatos de Mateo Yagame y Kim Gómez en La Plata, ambos en un contexto de inseguridad, donde sostuvo el encierro de dos adolescentes que no alcanzan los 16 años. Pero ahora volvió a quedar en el centro de la polémica, cuando no consideró suficiente el prontuario de una pandilla de chicos para fundar su alojamiento en una institución dependiente del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia de Buenos Aires.

Hablamos de al menos tres menores afincados en la zona de Villa Catella, en Ensenada, dedicados al robo de motos a mano armada y, con ese tipo de rodados, a una infinidad de delitos, la inmensa mayoría de los que el Código Penal agrupa en los llamados “contra la propiedad”.

Tienen 14, 15 y 16 años y, en las últimas horas fueron demorados tras una persecución policial, que arrancó en 38 y 117, en La Plata.

Todos cuentan con sobrados antecedentes y reiteradas entradas en distintas comisarías. Por eso el ruido que hizo su inmediata liberación, previo aviso a la Justicia.

Es que la UFI Juvenil en turno impartió la orden de entrega inmediata a sus familiares.

El papeleo duró unos pocos instantes, mucho menos que las actuaciones que se debieron labrar por lo que habían hecho: un intento de robo de una moto, a punta de pistola, que en realidad era una réplica, pero que nadie lo sabía.

Dos de los acusados no pueden ser vinculados a un proceso penal por razones temporales, por una imposición legal, y el restante sí. Pero la solución fue “salomónica”: todos a la calle.

En el caso del menor punible, es mucho más extraño aún lo decidido, porque reúne varios requisitos para imponerle una medida de coerción. Sin embargo, quedó libre y listo para una nueva salida delictiva.

Sin ningún filtro familiar o escolar que los pueda contener, tampoco aparece el Estado a componer lo que está definitivamente roto. Por eso la reiterancia en el mundo del hampa. El milagro de la reeducación, en ese contexto, resulta inviable.

Se sabe que las medidas de encierro de los menores inimputables son cuestionadas y muchas veces tildadas de inconstitucionales, pero resultan ser una herramienta prevista en la normativa vigente y que pueden servir para evitar tragedias como las comentadas.

En esferas de las fuerzas de seguridad y, hasta en áreas políticas afines, el descontento es visible, ya que entienden que la Justicia del Fuero Juvenil debería utilizar con mayor decisión esos remedios legales.

“Ojalá la Justicia de Menores empiece a cambiar la forma de pensar al respecto de estos delincuentes y no tengamos que lamentar otro Mateo u otra Kim”, reflexionó una fuente en diálogo con EL DIA.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE