VIDEO. La neblina tapó la estrella
Edición Impresa | 9 de Julio de 2025 | 04:34

Por MARTIN CABRERA
No fue la noche de Estudiantes. La tercera fue la vencida para Vélez, que en un partido parejo y condicionado por la intensa neblina, ganó 2-0 el partido que le permitió quedarse con la Supercopa Internacional, la estrella en juego y tomarse revancha de las dos finales anteriores ganadas por el Pincha, que sufrió la falta de peso ofensivo y pagó carísima su primera desatención defensiva.
El primer tiempo fue parejo en el trámite pero tuvo a Estudiantes con las mejores posibilidades de gol. Ambos equipos se repartieron la pelota y pese a tener un largo tiempo de inactividad jugaron con mucha intensidad. Empezó mejor Vélez pero luego emparejó el Pincha, con menos tenencia de la pelota pero mucho más vertical.
En los primeros minutos fue el Fortín el que presionó más arriba y así trasladó el juego al campo rival. Le costó a Ascacibar y Neves tomar la pelota en la mitad de cancha y así su rival se fue haciendo más grande en el dominio. Pero eso duró cinco minutos solamente ya que a los 6 recuperó en el medio y Tiago Palacios le metió un terrible pase a Eric Meza quien por la banda derecha llegó hasta el área y frente a Marchiori remató al cuerpo del arquero, algo elevado. Fue la chance más clara del período.
De ahí en adelante Estudiantes se mostró mejor parado, con más combate en una mitad de terreno y con despliegue. Neves, que había errado sus primeros tres pases, empezó a manejar el juego de un equipo que se paró 4-2-3-1, con Alexis Manyoma por izquierda y Palacios por derecha.
¿Qué le faltó al Pincha? Mayor certeza en los metros finales. Quedó claro que Guido Carrillo no estaba del todo bien y además de andar un marcha más atrás erró un par de posiciones en zona de definición. De cabeza, su fuerte, desperdició una chance inmejorable de las muchas posibilidades que dejó pasar el equipo de Domínguez, que lució más fresco para soltar jugadores en pelotas recuperadas.
Entonces Vélez tuvo que abusar de las infracciones para ir frenando a su rival. Vio la tarjeta amarilla el chileno Baeza que después caminó por la cornisa en su duelo contra Ascacibar, que no ahorró problemas y también los tuvo con Agustín Bouzat.
El Pincha siempre mejor pero sin peso ofensivo. Palacios tuvo un tiro libre que se desvió en la barrera, Manyoma definió mal en su oportunidad y a Carrillo lo atoraron en una de las últimas jugadas del primer tiempo, que dejó a un Estudiantes un poco mejor pero con poco poder ofensivo. Y un despliegue descomunal para correr y recuperar pelotas. Estuvo sólido en defensa pero siempre Brian Romero fue un problema cuando la pelota vino por arriba. Benedetti, en ese tramo del partido, no tuvo problemas con Maher Carrizo, el jugador desequilibrante que anoche se recostó bien por derecha y desde allí intentó. La chance más clara del Fortín fue una aparición de Elías Gómez que mostró una mala definición sobre el vértice ante la salida de Fernando Muslera, que no tuvo una sola atajada peligrosa como para evaluar su contratación.
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El complemento fue diferente y tuvo un condimento imposible de disimular: la neblina. Vaya a saber por qué se disputó la segunda parte porque no estaban dadas las condiciones. Literalmente no se veía nada y en esa confusión el Fortín llegó al gol. Show de errores defensivos, desborde por la izquierda y un centro para que Tomás Galván marcara el gol de la apertura del marcador. Después de esa jugada y antes de un tiro de esquina en favor de Estudiantes Darío Herrera convocó para ver si seguían jugando. Ya con el 1-0 estaba claro a quien le convenía suspender.
El gol lastimó a uno y motivó al otro. Fue otro partido el que empezó a los 6 minutos del segundo tiempo. Fue un mojón que marcó un antes y un después.
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Entre la neblina, la impotencia y los errores de Neves en la mitad de cancha, los de Eduardo Domínguez mostraron otra vez vez una pobre imagen. Y el rival supo dejar pasar el reloj, exagerar cada fricción y ponerle resaltador a la falta de variantes de un equipo que por primera vez en la noche no transmitió nada.
Para colmo de males en cada pelota parada, en donde podía sacar alguna diferencia, valió todo en defensa. Claro, total no se veía nada y el VAR tampoco lo iba a detectar. Por eso la llama de esperanza se apagaba cada vez que pasaba un segundo, un minuto y lo que fue sucediendo. Y a los 28 minutos Braian Romero hizo el segundo para liquidar todo tipo de esperanzas, aprovechando una pérdida de Meza en ataque y las dudas de los marcadores centrales. Al partido le sobraron los minutos restantes, solo para mostrar la impotencia de un equipo que no evoluciona y cada día se llena más de dudas.
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