No puede haber dudas sobre la calidad del agua que se consume
Edición Impresa | 11 de Agosto de 2025 | 01:26

El informe de un instituto tecnológico publicado en este diario que ofreció detalles sobre un alto nivel de contaminación –especialmente de arsénico-en el agua corriente que se recibe en algunos barrios de City Bell, Gonnet y hasta en algunas cuadras del casco urbano de La Plata, volvió a poner sobre el tapete las dudas existentes en torno a la calidad del agua que se distribuye por las redes en nuestra zona.
Asimismo, las conclusiones de ese trabajo –que aluden también a contaminación detectada en algunas napas- aunque no especifica sobre cuál de los acuíferos se tomaron las muestras ni qué metodología emplearon, no dejó de alertar a los vecinos en las zonas afectadas, originando como es de imaginar, preocupación, desconocimiento y cuáles pueden ser las soluciones al problema.
No es la primera vez que se presentan estos interrogantes relacionados a la calidad del agua que consume la población. En septiembre de 2016 el Concejo Deliberante de La Plata votó un pedido de informes sobre la calidad del agua potable que se distribuía en distintos barrios y localidades de la Ciudad.
Esa iniciativa advertía sobre posibles deficiencias y se sumó, así, a las preocupantes conclusiones y cuestionamientos contenidos en fallos judiciales por el agua cargada con excesivos niveles de sodio en Gonnet y Villa Castells.
Lo cierto es que desde muchas décadas se vinieron presentando situaciones similares, en las que se puso en duda la potabilidad del agua, sin que se hubieran obtenido precisiones por parte de la empresa antes gubernamental o las privadas que quedaron posteriormente a cargo de la concesión del servicio, en situaciones que se presentaron no sólo en nuestro distrito sino en muchos otros de la Provincia.
Tal como se dijo ayer en este diario, existen denuncias ante el Defensor del Pueblo, la Autoridad del Agua y ABSA (Aguas Bonaerenses SA), responsable esta última del suministro potable. Les exigen mayor inversión y sobre todo, datos, aunque desde el ente indican que realizan “análisis periódicos” y que los “valores están dentro de lo permitido por las normativas regulatorias”.
En esta oportunidad se ha mencionado la presunta existencia de niveles de arsénico que estarían muy por encima de los recomendados por organismos internacionales y que esta situación se presentaría no sólo en La Plata.
El tema es extremadamente delicado y, en consecuencia, debe ser abordado con la mayor cautela y objetividad. Debe insistirse en que no son nuevos los reclamos por la calidad del agua en la Ciudad. En el transcurso de muchos años se han reiterado con frecuencia las quejas por la coloración y el gusto sin que haya existido una respuesta concluyente por parte de las autoridades responsables en la materia.
Los antecedentes han profundizado la incertidumbre y la inquietud. Y, como se dijo, vienen a justificar los temores que abarcan a amplias franjas de la población. Por ello se reitera la necesidad imperiosa de que el Estado promueva acciones rápidas y eficaces para devolverle la tranquilidad a la gente y despejar la desconfianza sobre la calidad de un servicio esencial.
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