A contramano de su ADN, la virtud mutó en pecado

El juego aéreo defensivo fue la faceta donde acumuló las fallas más groseras. Cambió mucho y muy temprano para cuidar, pero le salió horrible

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Haber pasado de blanco a negro en un lapso tan corto agiganta la frustrante combinación de sorpresa y bronca. Tanto cambió Estudiantes, en su juego y en sus hombres, que terminó ayudando mucho a la transformación disfrutada por Banfield.

Ir ganando por dos goles de diferencia, mientras se escuchaban de fondo los insultos para los jugadores rivales, y luego encontrar el final del día en el rincón de la derrota dispara múltiples lecturas.

Como era lógico que sucediera, Estudiantes preparó su excursión al estadio Florencio Sola pensando bastante en el partido copero que definirá la serie de octavos de final. Domínguez armó una formación mixta y con ella construyó una diferencia que parecía soñada.

El tema fue que, empujado por dolencias y, también, por el temor a que el desgaste físico lo complicara para la revancha ante Cerro Porteño, temprano desarmó aquella estructura que lo había llevado hasta la orilla cercana a la que hubiera sido su quinta victoria consecutiva.

El primer tiempo fue un calvario para Troglio, pero el complementó le entregó un desahogo brutal que parecía poco probable.

LA SALIDA DE MIKEL AMONDARAIN PROVOCÓ UN QUIEBRE EN EL MEDIO

Estaba cantado que Domínguez iba a exprimir al máximo las variantes que le permite el reglamento para apoyarse en los hombres del banco de suplentes, pero hubo una salida que al equipo le hizo mal y fue la del juvenil de Bavio. Mikel Amondarain, que estuvo a punto de anotar un golazo (su disparo bajo rebotó en el palo derecho de Sanguinetti), fue uno de los mejores albirrojos y, cuando el Pincha no lo tuvo, se extrañó.

Estudiantes, el que perdió, finalizó la tarde con cinco defensores (se sumó Funes Mori a la retaguardia), sin Ascacibar ni Amondarain y con el debutante Suárez procurando hacerse notar en un libreto ofensivo que sólo prometía inquietar mediante alguna repentización egoísta de Edwuin Cetré.

Al Pincha se lo vio mareado por las variantes y, muy especialmente, tremendamente frágil en una faceta que está marcada a fuego en su idiosincrasia. En el juego aéreo defensivo falló como nunca y le permitió al Taladro sentirse poderoso.

Después de un par de semanas dulzonas, hoy será un día donde Domínguez volverá a escuchar críticas ácidas.

De todos modos, perdió cuando podía hacerlo. Nada de lo que le ocurrió ayer deberá repetirse entre semana, porque allí los ecos serán infinitamente más crueles.

La derrota obligará a repasar conceptos y ayudará a no fomentar en la Libertadores un clima festivo antes de que las cosas ocurran. Tan feo resbalón lo pondrá en estado de alerta nuevamente.

Estudiantes vs Banfield

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