Jugó en Gimnasia, Troglio lo sacó de Honduras y ayer arruinó la tarde de Estudiantes: la historia de Rodrigo Auzmendi

Rodrigo Auzmendi ayer tuvo su tarde soñada en el fútbol argentino, como también su hermano, Agustín. El primero anotó un gol y dio una asistencia para dar vuelta el partido de Banfield contra Estudantes mientras que el segundo tuvo doblete en la caída 4-2 ante River. Pero el apuntado es Rodrigo, que de jugar en juveniles de Gimnasia tiempo en Liga Amateur Platense tuvo su revancha en el país tras estar dando vueltas en varias ligas.

El pibe de Chávez, nacido en 2001, tuvo su tarde soñada. Esa que imaginaba cuando de chico se calzaba los botines en Independencia, el club de su ciudad, y que parecía lejana después de tantos viajes, pruebas y puertas cerradas. De aquel comienzo en 2018 en el club de su pueblo a la vida de trotamundos que lo llevó a Uruguay, Portugal, Chile y Honduras, el delantero encontró en Banfield su revancha en el fútbol argentino.

Del "interior" a salir del país

La historia de Rodrigo está atravesada por un dolor profundo: en 2014 perdió a un hermano. Esa herida lo acompañó siempre, pero también lo fortaleció. “Aprendí a no bajar los brazos, a seguir intentando”, contó en más de una ocasión.

Su carrera empezó a tomar vuelo en Plaza Colonia de Uruguay en 2019. Allí mostró su potencia hasta que fue cedido al Porto, donde compartió entrenamientos con figuras como Agustín Marchesín y Renzo Saravia. El sueño europeo, que contaba con él en Reserva y Sub-20, se frenó con la pandemia: “Me cortó las piernas, estaba muy bien, pero tuve que volver en julio de 2020”.

En esa pandemia el que puso los ojos fue Gimnasia -que años atrás ya lo buscaba y terminó quedando por la prueba en 2021-, que contó con él en Cuarta y Reserva. Fue compañero de Benjamín Domínguez, Tomás Durso, Guillermo Enrique, Felipe Sánchez, Alan Lescano, Ignacio Miramón, Matías Miranda, Matías Melluso, Tomás Muro, Nicolás Sánchez, Alan Sosa, Alexis Steimbach e Ivo Mammini, entre otros, bajo la dirección de Sebastián Romero. Cuatro goles en 10 partidos, con solo tres titularidades.

De ahí, sin poder afirmarse, partió a Chile, donde en San Marcos de Arica se ganó un lugar importante, con 10 goles en 31 partidos y el ascenso en 2022. En 2024 fue el turno de Honduras, con la camiseta del Motagua, junto a su hermano Agustín. Allí explotó: 24 goles en 49 partidos y un título, en plena rivalidad con Olimpia, el equipo de Pedro Troglio.

Troglio lo trajo de vuelta

El destino lo volvió a poner frente a una oportunidad inesperada. Troglio, que lo había enfrentado en Honduras, lo quiso para Banfield y tuvo el aval también de Mariano Andújar -ídolo de Estudiantes-, secretario deportivo del club. Auzmendi rompió su contrato en Centroamérica y aterrizó en el Sur del Gran Buenos Aires como apuesta del Taladro. El debut fue auspicioso, con gol y asistencia. Y la actuación frente a Estudiantes lo terminó de meter en la consideración.

La historia se volvió todavía más mágica el domingo: mientras Rodrigo brillaba con Banfield, Agustín, delantero de Godoy Cruz, convertía un doblete contra River. En su ciudad natal, la noticia corrió rápido y las calles de González Chávez se llenaron de comentarios, festejos y orgullo.

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