Lo siguen al salir del banco y le roban: “No mires o te limpiamos”
Edición Impresa | 23 de Agosto de 2025 | 00:58

Un nuevo episodio de inseguridad golpeó a la localidad de Lisandro Olmos en la mañana del pasado viernes.
Un jubilado de 73 años fue sorprendido por dos delincuentes cuando caminaba por la calle 44, entre 197 y 199.
Hacía tan solo unos minutos el damnificado había salido del banco en donde se había presentado para retirar el dinero correspondiente a su jubilación.
Todo apunta a que, cuando salió, quedó en la mira de un asalto calculado y con una brutal precisión.
La secuencia ocurrió cerca de las 10:30, en plena luz del día y en una zona de tránsito habitual de vecinos.
Cómo se indicó, apenas salió de la entidad bancaria advirtió que un hombre y una mujer se le acercaban a pie con una determinación que pronto se transformó en amenaza. No hubo margen para dudas: lo tenían marcado desde el inicio.
El asaltante masculino, de unos 55 años, delgado, con cabello y barba canosa, fue quien tomó la iniciativa. De entre sus ropas sacó un arma de fuego y la exhibió sin titubeos, apuntando con calma, como quien repite un libreto ensayado.
A su lado, la cómplice —una mujer rubia, de alrededor de 60 años— reforzaba la intimidación con una presencia firme, sin necesidad de más palabras que las que acompañaron la amenaza.
“Dale, camina derecho y no te des vuelta, porque si no te limpiamos”, le espetaron en tono seco, cortante, sin alzar la voz pero con la contundencia de quien conoce la receta para infundir miedo. En ese instante, el jubilado entendió que su vida dependía de estos sujetos.
El hombre, que llevaba encima 500.000 pesos en efectivo producto de la jubilación y una alianza de oro, acató sin resistencia. No hubo golpes ni violencia física directa. Pero la garantía de ello era que entregara sus pertenencias.
Los delincuentes actuaron con frialdad. Tras recibir el botín, se alejaron a pie, tal como habían llegado, perdiéndose entre las calles del barrio con la misma naturalidad con la que habían irrumpido en la escena. La víctima quedó inmóvil durante segundos, paralizado por el shock, mientras el eco de la amenaza aún resonaba en su memoria.
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