Volvió el juego mediocre que tanto enojó a su gente
Edición Impresa | 24 de Agosto de 2025 | 03:39

Por MARTIN MENDINUETA
Gimnasia no debiera quedarse atado a la protesta por la sanción del penal. Jugó flojo de ambición y se quedó con la duda sobre qué hubiera pasado si hubiese salido decidido a ganar ante un oponente de tan baja calidad.
Haber perdido ante este rival en algún aspecto también lo define. San Martín fue para adelante con sus enormes limitaciones y, tras haberse quedado con todos los puntos que había en juego, cree que podrá salvarse del descenso.
Al Lobo le hubiera servido empatar, pero su postura tímida, contenida y desnuda de convicción lo dejó vacío.
Una cosa era tener claro que regresar sumando habría sido valioso; y otra, muy diferente, jugar “atado” apostando todo a la igualdad. Nunca demostró “hambre” de victoria y, mucho menos, recursos técnicos que lo condujeran hacia ese destino ideal.
MANO CLARA Y EL BRAZO ABIERTO, PERO ALGUNOS JUECES NO COBRAN
El fútbol argentino es tierra fértil para la polémica. En los tiempos que corren, donde la credibilidad es un valor que muy pocos árbitros ostentan, la sanción del penal a Gastón Suso también le abre la puerta a la protesta.
La mano fue clara, visible y evidente; el brazo izquierdo estaba alejado del torso, pero el elemento que muchos ponen en un alto grado de consideración es que había poca distancia entre el hombre que patea desde el piso y el defensor mens sana.
Esa mano hoy es sancionable y Espinoza ratificó su decisión después de haber aceptado la sugerencia del VAR de revisar las imágenes con varias cámaras.
La discusión seguirá por varios días, aunque sería más provechoso para el DT Orfila aprovechar el tiempo en buscar soluciones de fondo para el juego de su equipo.
Pareció apresurada (tan sólo eso) la decisión de sacar al Pata Castro, y esa apreciación cobró más fuerza viendo luego los desempeños de Merlini, Mamut y del colombiano J.J. Pérez.
El entrenador todavía no encontró a los mejores intérpretes del libreto ofensivo. Por eso cambia tanto. Ahora debe estar esperando la vuelta del venezolano Hurtado y, cuando eso ocurra, tendrá que definir si lo dejará solo en el área o le pondrá un compañero.
El equipo apuesta casi todo al desequilibrio de los extremos (Jeremías Merlo y Panaro) por las bandas, pero necesita más por el eje central.
Ayer regresó el juego mediocre que parecía haber desaparecido en la victoria ante Independiente. Dos derrotas seguidas no es bueno para nadie. Tiene que mejorar bastante y esa exigencia incluye el funcionamiento del “doble cinco”, donde el nivel de Mateo Seoane no conformó en ningún aspecto. El ex- Vélez volvió a quedar notoriamente en deuda, tanto en la marca como en la distribución del balón.
El equipo apuesta al desequilibrio de los extremos y eso no le alcanza. Falta juego por el medio
Gimnasia no puede relajarse en la tarea de cosechar puntos que le deparen mayor tranquilidad.
La voracidad en ataque es su principal déficit y sobre esa cuestión quien más responsabilidad tiene es el entrenador.
Cuando perdió ante la formación mixta entre titulares y suplentes de Lanús, quedó la conclusión nítida de que le había ganado un equipo superior. Esta vez, la claridad fue la misma, aunque en sentido inverso. No quedan dudas: perdió ante un rival inferior, tanto en el plano individual como en el colectivo. Su presente le está demandando mayor rebeldía.
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