El cobre, una gran oportunidad para la Argentina: una década decisiva ante la demanda global

Inversiones millonarias, beneficios del RIGI y un escenario internacional favorable conforman un importante boom cuprífero

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La transición energética global abrió una ventana histórica para Argentina: el mundo necesita cada vez más cobre y el país tiene en sus manos proyectos capaces de colocarlo entre los principales productores del planeta. La Agencia Internacional de Energía proyecta que la demanda mundial de este metal estratégico se duplicará hacia 2040, impulsada por los autos eléctricos, las energías renovables y la expansión tecnológica. En ese contexto, el cobre se transformó en el insumo clave de la economía verde, y Argentina, que hoy no produce desde el cierre de Bajo de la Alumbrera en 2018, podría reaparecer en escena con inversiones de clase mundial, divisas por miles de millones y un fuerte impacto regional.

PROYECTOS QUE MARCAN EL RUMBO

Los yacimientos más importantes se concentran en el cordón andino, con epicentro en San Juan, pero también en Catamarca, Salta y Mendoza. Entre ellos, ocho se destacan por su estado avanzado y potencial de producción:

- Josemaría (San Juan) – Operado por Lundin Mining y BHP, en construcción, con una inversión de US$ 4.100 millones. Producirá 131.000 t/año de cobre.

- Filo del Sol (San Juan/Chile) – Binacional, de Filo Mining (grupo Lundin y BHP). En prefactibilidad. Estima 66.000 t/año con US$ 1.300 millones de inversión.

- Los Azules (San Juan) – De McEwen Mining, con participación de Stellantis y Nuton (Río Tinto). Prefactibilidad, US$ 2.500–3.000 millones, 175.000 t/año. YA SE PRESENTÓ AL RIGI

- Altar (San Juan) – De Aldebaran Resources, con Sibanye Stillwater y Nuton Holdings. Exploración avanzada. US$ 1.100 millones, 127.000 t/año.

- PSU Cobre Mendocino (Mendoza) – De Zonda Metals y Alberdi Energy. Prefactibilidad, US$ 700 millones, 40.000 t/año. Depende de consensos legales en Mendoza.

- El Pachón (San Juan) – Operado por Glencore. En factibilidad, US$ 4.500 millones, con un potencial de 280.000 t/año. Uno de los mayores yacimientos de la región.

- Taca Taca (Salta) – De First Quantum Minerals, factibilidad, US$ 3.600 millones, con 227.000 t/año previstos.

- MARA (Catamarca) – De Glencore, aprovecha infraestructura de Alumbrera. US$ 3.100 millones, 225.000 t/año.

- A estos se suma el megaproyecto Vicuña, de BHP y Lundin, aún no presentado al RIGI, que promete ser una de las mayores inversiones extranjeras directas en la historia argentina.

EL DESEMBARCO DE LOS GIGANTES

El boom cuprífero argentino atrae a los grandes jugadores globales:

- Glencore ya inscribió en el RIGI a El Pachón y MARA, por un total de US$ 13.500 millones, las mayores iniciativas hasta el momento bajo ese régimen.

- BHP y Lundin avanzan en Josemaría, Filo del Sol y Vicuña.

- Río Tinto, a través de su subsidiaria Nuton, participa en Los Azules y Altar.

- First Quantum Minerals desarrolla Taca Taca.

- Incluso compañías automotrices, como Stellantis, se asocian en proyectos estratégicos para garantizar el abastecimiento de cobre, insumo vital para los autos eléctricos.

La presencia de estas firmas asegura no solo capital, sino también tecnología de punta y acceso a mercados internacionales.

IMPACTO ECONÓMICO Y PROYECCIONES

La consultora internacional CRU estima que los cinco proyectos más importantes (El Pachón, Los Azules, Josemaría, Taca Taca y MARA) podrían aportar US$ 47.000 millones acumulados a la economía argentina hacia 2040.

Además del efecto en divisas, la construcción y operación de estas minas generará miles de empleos directos y un entramado de proveedores locales. Los impuestos, regalías e insumos nacionales podrían multiplicar los beneficios en provincias cordilleranas con fuerte necesidad de desarrollo.

CÓMO SE FINANCIAN LAS MINAS

Los proyectos cupríferos requieren esquemas financieros complejos. El caso de Los Azules lo ejemplifica:

- Aporte de un socio estratégico internacional (US$ 600 millones).

- Oferta Pública Inicial en la bolsa de Toronto (US$ 150–300 millones).

- Fondos soberanos y de private equity especializados en materias primas críticas.

- Apoyo de organismos multilaterales y fondos europeos interesados en la transición energética.

- Contratos de offtake (ventas anticipadas de cobre a futuro).

Este modelo híbrido busca diversificar riesgos y acelerar el flujo de capital hacia una industria intensiva en inversión inicial y de plazos largos.

EL ROL DEL RIGI

El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), aprobado en 2024, es el marco que hace posible este boom. Garantiza:

- Estabilidad fiscal, aduanera y cambiaria por 30 años.

- Reducción del impuesto corporativo al 25% (desde el 35%).

- Libre disponibilidad de divisas y facilidades para repatriar utilidades.

Según CRU, la tasa impositiva efectiva de los proyectos baja del 47% al 38% bajo el RIGI. Esta ventaja comparativa busca equiparar a Argentina con Chile y Perú, que ya lideran el mercado.

“El RIGI está funcionando. Ya hay 20 proyectos en evaluación por más de US$ 33.600 millones”, afirmó el ministro de Economía Luis Caputo al presentar la iniciativa de Glencore.

DESAFÍOS QUE PERSISTEN

Pese al optimismo, hay varios obstáculos por resolver:

- Infraestructura: caminos, líneas eléctricas y servicios aún insuficientes en zonas de montaña.

- Formación local: falta capacitación de proveedores y trabajadores para integrarse plenamente a la cadena de valor.

- Seguridad jurídica: los plazos del RIGI (vence en 2026, salvo prórroga) son cortos frente a los tiempos mineros.

- Ley de Glaciares: su definición de áreas periglaciares frena proyectos clave como Vicuña; no hubo consenso para modificarla.

- Incertidumbre política: aunque los inversores valoran el rumbo pro-mercado de Javier Milei, existen dudas sobre la gobernabilidad y la continuidad de las reglas de juego en el largo plazo.

UNA OPORTUNIDAD HISTÓRICA

El auge del cobre abre una ventana única para Argentina. Con exportaciones proyectadas en más de US$ 11.700 millones anuales hacia 2033, miles de empleos, divisas frescas y desarrollo regional, el país podría dar un salto cualitativo en su economía.

La clave estará en convertir potencial en realidad: acelerar la infraestructura, fortalecer consensos políticos y garantizar que los beneficios se distribuyan de manera sostenible.

El cobre no solo puede devolverle a la Argentina protagonismo en la minería mundial: también puede convertirse en el motor que redibuje su economía en la próxima década.

 

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