Orfila está construyendo un Lobo menos ingenuo y sus hinchas lo celebran
Edición Impresa | 8 de Agosto de 2025 | 04:21

Martín Mendinueta
@firmamendinueta
Haber cosechado siete de los últimos nueve puntos en juego constituye un tesoro que nadie desestima ni deja de valorar en su justa medida.
Sin dudas, el Lobo está mejor. Más ordenado, menos ingenuo y con ideas claras, tanto para atacar como para defender.
Tres fechas seguidas de tranquilidad, dos de enorme alegría, han modificado sustancialmente el semblante de un Lobo que se ha propuesto abandonar aquella imagen frágil que le impedía despegarse de la mediocridad.
Es cierto que elige refugiarse muy atrás y, también, que le falta mayor tenencia en el mediocampo, pero va encontrando una formación base y eso no es poco.
Insfrán, Giampaoli, Suso (es justo incluir al lesionado Silva Torrejón) y Manuel Panaro hoy son titulares indiscutidos porque están rindiendo como el equipo los necesita.
Después de meses de agonía y de un debut para el olvido frente a Instituto, Alejandro Orfila empezó a modificar, para bien, el funcionamiento general.
flojo inicio y un lapso con gran efectividad para cambiar todo
En los primeros quince minutos Godoy Cruz arrinconó a Gimnasia contra el arco de Insfrán, pero no tuvo ideas claras como para llegar al gol. Gimnasia supo pasar el lapso incómodo y cuando tuvo espacios, no perdonó. Allí estuvo su gran mérito, en la eficacia para facturar.
La mejor noticia albiazul en el plano individual tiene nombre y apellido: Manuel Panaro. El oriundo de Bolívar venía anunciando que estaba por concretar una actuación notable y eso ocurrió ayer en tierra mendocina.
La misma generosidad para correr siempre, sin que le importe la zona de la cancha, y el sentido común que aplica a la hora de tomar decisiones cuando tiene la pelota, encontraron genuinos motivos de brillo al anotar su primer festejo con la camiseta tripera; y al lanzar un muy buen centro que le permitió al Chelo Torres cabecear al gol.
Panaro ya había mostrado una muy linda “hilacha de su potencial” en partidos donde el equipo no había estado tan lúcido y, entonces, algunos no lo habían valorado tanto. Esta vez, Gimnasia ganó y ahora no hay ni un solo hincha que no lo tenga en el podio de los destacados.
orden y esfuerzo solidario como rasgos innegociables
¿Qué ha hecho Alejandro Orfila con un plantel que venía castigado en la evaluación de sus hinchas? Puso orden y, evidentemente, consiguió transformarse en un jefe de vestuario al que no se le discuten sus formas de liderazgo.
Pasó de estar considerado como un flojo candidato para promover la recuperación, a ser visto por la opinión pública como un conductor serio que no toma decisiones difíciles de explicar. En ese aspecto, sólo hizo ruido la enorme oportunidad que le brindó a Alan Sosa poniéndolo de titular, aunque la prueba duró un par de fechas y luego se inclinó por hombres que le respondieron mejor.
En la libreta de apuntes resaltan algunos renglones para mejorar: Pintado debe marcar mejor, la dupla Garayalde-Seoane necesita administrar más tiempo la posesión del balón; Jeremías Merlo irá creciendo en un proceso lógico de maduración y Marcelo Torres, si afina su silueta, aumentará su protagonismo en el área rival.
Gimnasia no se convirtió de la noche a la mañana en un equipo perfecto. Sí ha iniciado, con éxito, un proceso de cambio saludable. Alejó fantasmas agoreros. Eso solo representa un enorme valor.
En una ráfaga de tres minutos y dos goles, hundió a los mendocinos en su oscura impotencia
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