Investigan la oscura trama de un abuso sexual en La Plata cometido en un robo
Edición Impresa | 10 de Septiembre de 2025 | 04:15

En la penumbra de la madrugada, un departamento ubicado en la zona de Plaza Paso se convirtió en escenario de una terrible escena que combinó desdén, horror y un nivel de crueldad extrema.
Una mujer de 34 que hacía pocos meses había llegado a la Ciudad en busca de una oportunidad laboral fue sometida a graves escarnios por parte de una banda delictiva por cuatro ladrones sin escrúpulos y sin ningún atisbo de humanidad.
Según pudo saber este diario, eran las dos de la mañana cuando estos cuatro sujetos irrumpieron de la forma más inesperada posible.
Minutos antes, de forma sigilosa habían logrado forzar los accesos del edificio desde la cochera y también una puerta que permitía el acceso a la terraza.
Desde lo alto iniciaron la operación. Poniendo en riesgo su propia vida, los cuatro hampones descendieron hasta el balcón y allí, al no poder abrir la ventana corrediza porque se encontraba trabada, decidieron destruir un ventanal.
La víctima se despertó sobresaltada por el estruendo que provocó la rotura del vidrio. En segundos, en medio de la oscuridad y mientras intentaba encontrarle una explicación lógica a la situación, el espanto se le plantó frente a los ojos: un arma en la cara, voces que exigían dólares y la certeza de que nada iba a detener a esos intrusos.
Lo que siguió fue un calvario de media hora. La mujer entregó lo que tenía -dólares, pesos, joyas, electrodomésticos, computadoras-, pero los ladrones la acusaron de ocultar más dinero. La violencia escaló. Recibió golpes brutales con una barra de hierro que le fracturaron el fémur y el brazo izquierdo.
La arrastraron, rompieron televisores, dañaron ropa y electrodomésticos. Entre amenazas y el gatillo del arma apretado contra su cabeza, le repitieron que sabían dónde vivía, que volverían si se atrevía a denunciarlos.
El relato estremece. “Sentía olor a quemado, pensé que iban a prender fuego el departamento conmigo adentro. No sabía si iba a salir viva de ahí”, alcanzó a confesar a este diario, todavía con la voz quebrada desde la cama del hospital donde permanece internada.
Es que cuando se dieron cuenta de que no se iban a poder llevar un artefacto porque estaba atornillado a la pared, decidieron prenderlo fuego. Creyó que tras iniciar el foco ígneo se retirarían. Sin embargo, lo peor aún estaba por suceder.
Pero ni los golpes ni la pérdida de una extensa lista de objetos personales se compara con el escarnio a la que terminó siendo sometida por estos cuatro sujetos que de simples ladrones pasaron a transformarse en verdaderos monstruos.
Sin titubeos, decidieron darle rienda suelta a sus más bajas y oscuras pretenciones y, tras, el robo y la golpiza sometieron sexualmente a la mujer. Ese tramo del horror es el que más la quiebra a esta mujer a la hora de recordar la sesión de tortura a la que fue sometida. “No quiero cerrar los ojos porque veo sus caras”, expuso.
El saqueo, según denunció la mujer, fue implacable: se llevaron dólares, pesos, notebooks, un iPad, relojes, televisores y hasta una valija completa. No conformes, se marcharon con las llaves del departamento y del edificio, lo que multiplica el temor de la mujer, que no puede dejar de pensar que los atacantes podrían regresar en cualquier momento.
Hoy, el hospital es su refugio improvisado. Ayer, en contacto con EL DIA, la denunciante contó que aún se encuentra asustada por lo ocurrido y que hasta estaría pensando en regresar a Neuquén, de donde es oriunda. “Deseo que encuentren a estos delincuentes porque lo que me pasó, no quiero que le pase a nadie más”, dijo conmocionada. Lo cierto es que, de acuerdo a lo informado, la denuncia recayó en la Unidad Funcional De Instrucción Y Juicio N° 8 y por estas horas el caso se investiga.
También contó que llegaron sus padres y hermanos desde Neuquén para acompañarla en este trance. “Me había dicho que La Plata era insegura, pero no tanto. Es el segundo robo que me toca sufrir en pocos meses”, sostuvo además la mujer.
Mientras tanto, la investigación avanza con la hipótesis de un ataque planificado y ejecutado con gran violencia. Ahora, la mujer lucha por recomponer su vida con la esperanza de que los responsables sean atrapados, pero con la sombra de esas amenazas todavía resonando en su cabeza: “Si hablás, volvemos”.
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