Abebe Bikila, el héroe descalzo de Roma 1960: la hazaña que cambió la historia del maratón olímpico

Hace 65 años, un 10 de septiembre, un soldado etíope sorprendió al mundo al correr sin calzado, ganar el maratón de los Juegos Olímpicos de Roma y abrir el camino a los atletas africanos en la élite del deporte

El 10 de septiembre de 1960, en los Juegos Olímpicos de Roma, un hombre desconocido para la mayoría del público internacional cambió para siempre la historia del atletismo. Abebe Bikila, un soldado de la Guardia Imperial de Etiopía, corrió el maratón olímpico descalzo, y con paso firme cruzó la meta en primer lugar, estableciendo un récord mundial con un tiempo de 2 horas, 15 minutos y 16 segundos.

Su victoria fue doblemente histórica: Bikila se convirtió en el primer africano en ganar una medalla de oro olímpica, y lo hizo desafiando todas las convenciones, sin calzado en una prueba de 42 kilómetros.

El maratón de Roma tuvo un encanto especial. A diferencia de otras ediciones, se corrió al atardecer para evitar el calor del verano italiano, y el recorrido atravesó monumentos emblemáticos de la antigua capital del Imperio Romano. La llegada se fijó nada menos que bajo el Arco de Constantino, al lado del Coliseo, un escenario cargado de simbolismo.

Bikila, que había quedado como segundo suplente de la delegación etíope y fue inscrito casi a último momento, no se sentía cómodo con las zapatillas que le habían entregado y tomó una decisión audaz: correr descalzo, tal como solía entrenar en Addis Abeba.

A mitad de la carrera se mantuvo junto al marroquí Rhadi Ben Abdesselam, pero en los kilómetros finales desplegó una zancada inquebrantable y se escapó. Cruzó la meta con el pecho erguido y los brazos en alto, bajo la mirada incrédula de los espectadores.

El impacto político y cultural

Más allá del récord y de la medalla, la victoria de Bikila tuvo un profundo impacto simbólico. En plena época de descolonización africana, su triunfo fue visto como un orgullo continental y un mensaje de dignidad. África, históricamente relegada en los Juegos Olímpicos, comenzaba a mostrar su potencial en una disciplina que con el tiempo dominaría por completo: el atletismo de fondo.

Bikila pasó de ser un soldado desconocido a un símbolo mundial de superación. En Etiopía, su nombre fue celebrado como un héroe nacional y como un ejemplo de disciplina, resistencia y humildad.

Tokio 1964: la confirmación del mito

El etíope demostró que su triunfo no había sido casualidad. Cuatro años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, volvió a competir en el maratón, esta vez calzado con zapatillas. Contra todo pronóstico, apenas seis semanas después de haber sido operado de apendicitis, Bikila ganó nuevamente, estableciendo otro récord olímpico: 2 horas, 12 minutos y 11 segundos.

Con esta victoria se convirtió en el primer atleta en la historia en ganar dos maratones olímpicos consecutivos, una marca que lo consolidó como leyenda del deporte.

Bikila y un destino trágico

La carrera deportiva de Abebe Bikila, sin embargo, tuvo un final amargo. En 1969 sufrió un grave accidente automovilístico que lo dejó paralizado de por vida. A pesar de ello, mantuvo su espíritu indomable: participó en competencias para atletas con discapacidad e incluso practicó tiro con arco.

Bikila falleció en 1973, a los 41 años, debido a complicaciones derivadas de su accidente. Su funeral en Addis Abeba reunió a miles de personas, incluido el emperador Haile Selassie, que lo despidió con honores de Estado.

Un legado eterno

Hoy, más de seis décadas después, la imagen de Abebe Bikila corriendo descalzo por las calles de Roma sigue siendo una de las postales más icónicas de los Juegos Olímpicos. Su hazaña abrió la puerta a generaciones de corredores africanos que dominarían la escena mundial: desde Kipchoge Keino hasta Haile Gebrselassie, pasando por Eliud Kipchoge.

Bikila no solo corrió un maratón: abrió un camino de gloria para todo un continente.

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