¿Le harán una estatua a Pancho Varallo en la cancha de Gimnasia?

Hay una intención entre hinchas y socios de homenajearlo en figura de bronce

En el Bosque y en varias calles de La Plata, donde la memoria y la pasión conviven con cada rincón pintado de azul y blanco, comenzó a circular una idea que entusiasma a los hinchas: levantar la primera estatua en la cancha de Gimnasia, y que sea para Francisco “Pancho” Varallo, uno de los campeones de la historia Tripera y referente del fútbol argentino.

Gimnasia tiene murales, tribunas, filiales y hasta escuelas que recuerdan a sus ídolos e hinchas característicos. Timoteo Griguol, los Barros Schelotto, Troglio, Naón, los Bayo, Zerillo, Maradona, Favaloro, Basile, entre otros. Pero todavía no hay estatuas, salvo la del Doctor. Y para muchos socios e hinchas, una manera de inaugurar ese espacio sería con la figura de un futbolista nacido en Los Hornos en 1910, que supo darle al club su primer título y que terminó siendo un emblema mundial.

Varallo, apodado Cañoncito por la potencia de sus remates y su contextura fuerte para la época (medía 1,70), debutó en Gimnasia en 1928 tras un breve paso por clubes de barrio (hasta prueba en Estudiantes en la que no le terminaron dando el pase). Primero defensor, luego mediocampista y finalmente delantero, no tardó en hacerse un lugar. En su inicio Primera, tras un par de goles en Tercera, integró finalmente la delantera Miguel Currell, Jesús Díaz, Ismael Morgada, Martín Maleanni y Varallo que marcó el histórico triunfo 2-1 sobre Boca en la final del Campeonato 1929. Fue la primera vuelta olímpica del Lobo, con Pancho como protagonista y cobrando apenas 10 pesos argentinos por encuentro, un equivalente que hoy rondaría los 120 mil.

Su historia trascendió las fronteras platenses. Con apenas 20 años, se convirtió en el jugador más joven en disputar un Mundial (Uruguay 1930), torneo en el que Argentina fue subcampeón. Regresó a Gimnasia y luego pasó a Boca, donde brilló con 194 goles en 222 partidos y tres títulos. Aun así, siempre dejó en claro que aquel primer campeonato con el Lobo ocupaba un lugar especial en su corazón.

Varallo fue también campeón de América 1937 con la Selección, recibió la Orden del Mérito de la FIFA en 1994, fue homenajeado por la Conmebol en 2006 y declarado ciudadano ilustre de La Plata en 2008, a los 98 años. Falleció en 2010, a los 100, después de haber sido durante décadas el último sobreviviente del Mundial inaugural.

Hoy, un grupo de hinchas y socios propone que su figura vuelva a marcar terreno el Bosque en forma de estatua. Teniendo ya una calle su nombre (la avenida 25 entre 32 y 526), podría sumar un nuevo homenaje a ya 15 años de su partida (30 de agosto).

Quizás en 2026, en los jardines, donde Varallo dio sus primeros pasos hacia la eternidad futbolera, se levante su estatua de bronce.

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