Las lluvias agravan la crítica situación en el campo bonaerense
Edición Impresa | 2 de Septiembre de 2025 | 02:17

A inicios del mes pasado desde uno de los centros más ricos en ganadería y granos de la Provincia, como lo es el distrito de Bolívar, se alertó acerca de los peligros que por exceso de lluvias ponían al acecho a las cosechas y la suerte del ganado. Y ahora esa advertencia se volvió realidad pero extendida a varias zonas del campo bonaerense por las intensas lluvias que se acentuaron en las últimas jornadas y que castigan a la actividad agropecuaria.
Tal como se informó ayer en este diario, las rutas provinciales también se encuentran comprometidas, con tramos cortados y el tránsito desviado, dificultando el acceso y la asistencia a las áreas más anegadas. La situación ha generado una gran preocupación de productores y vecinos.
Más de una semana atrás, antes de estas precipitaciones del fin de semana por “Santa Rosa”, ya se advirtió que se agravó de manera dramática la situación hídrica en distritos golpeados por las inundaciones. Zonas como Bolívar, 25 de Mayo, Carlos Casares, Hipólito Yrigoyen, 9 de Julio, Pehuajó, Lincoln y Viamonte habían recibido entre 80 y 100 milímetros adicionales, lo que incrementó hasta un 40 por ciento la superficie afectada respecto de diez días atrás.
El panorama, calificado como “crítico” por Carbap, alcanza a más de un millón de hectáreas anegadas, con consecuencias directas en la producción agrícola y en la vida comunitaria. La Sociedad Rural de 9 de Julio reforzó los reclamos con una carta abierta al presidente Javier Milei, en la que pidió intervención directa. Allí remarcaron que los esfuerzos de los productores “ya no alcanzan” y reclamaron con desesperación: “No pedimos créditos blandos ni compensaciones; solo máquinas con personal en condiciones de trabajar. Nos estamos ahogando, necesitamos ayuda ya”.
Se está, sin duda, frente a un fenómeno natural que de algún modo excede, por su magnitud, a las soluciones que pueda intentar la mano del hombre, aún cuando, como se sabe, existen malos manejos y omisiones en las políticas hídricas que ha seguido la Provincia en las últimas décadas.
El mal estado de los caminos rurales, la permisividad existente para que algunos particulares detengan el flujo natural de las aguas –como ocurre en la zona de Pila, con un terraplén construido que la salida del agua de una laguna hacia el Río Salado y ello se traduce en anegamientos- forman parte también de los factores que agravan la situación.
En este acuciante tema no se debiera seguir actuando por reacción y sólo cuando las inundaciones o sequías se vuelven críticas, mediante operativos que resultan esporádicos, desplegándose estrategias de corto plazo o, a lo sumo, aptas para paliar mínimamente algunas emergencias, pero muy alejadas, por cierto, de la política integral que la Provincia necesita desde muy antiguo para el campo.
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