Segunda Guerra Mundial, a 80 años de la rendición de Japón: bombas atómicas, el costo humano y el nuevo orden mundial

En la mañana del 2 de septiembre de 1945, a bordo del acorazado estadounidense USS Missouri, se firmó el histórico Acta que fue el resultado de un proceso inevitable tras el colapso del Tercer Reich en Europa. Los actores de la sangrienta contienda bélica y un debate histórico que aún sigue abierto

En la mañana del 2 de septiembre de 1945, el acorazado estadounidense USS Missouri, anclado en la bahía de Tokio, se convirtió en el epicentro de un momento histórico sin precedentes. Ante delegados de nueve naciones aliadas, Japón estampó su firma en el Acta de Rendición, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial.

El general Douglas MacArthur, comandante supremo de las fuerzas aliadas en el Pacífico, presidió la ceremonia con una solemnidad que reflejaba tanto el dolor del pasado como la esperanza de un futuro en paz. La delegación japonesa estuvo encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores, Mamoru Shigemitsu, y el general Yoshijirō Umezu, jefe del Estado Mayor del Ejército Imperial.

El documento fue firmado primero por los representantes nipones y luego por los delegados aliados: Estados Unidos, China, Reino Unido, Unión Soviética, Australia, Canadá, Francia, Países Bajos y Nueva Zelanda. Fue un acto breve, de apenas 20 minutos, pero cargado de simbolismo.

El camino hacia la capitulación

La rendición japonesa fue el resultado de un proceso inevitable tras el colapso del Tercer Reich en Europa, que había capitulado el 8 de mayo de 1945. Sin embargo, en Asia y el Pacífico la guerra continuaba con ferocidad.

El punto de inflexión llegó en agosto de 1945. El 6 y el 9 de ese mes, Estados Unidos lanzó bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, provocando una destrucción sin precedentes y la muerte instantánea de más de 100.000 personas, además de miles de heridos y secuelas radiactivas que marcaron a generaciones. La Unión Soviética, por su parte, declaró la guerra a Japón el 8 de agosto e invadió Manchuria, debilitando aún más la posición japonesa.

El emperador Hirohito, en un mensaje radial histórico dirigido a su pueblo el 15 de agosto, anunció la decisión de aceptar los términos de la rendición. Fue la primera vez que los japoneses escuchaban la voz de su monarca, quien justificó la capitulación para evitar “la aniquilación total de la nación”.

Los actores clave del conflicto

La Segunda Guerra Mundial enfrentó a dos bloques de poder:

Las Potencias del Eje: encabezadas por la Alemania nazi de Adolf Hitler, la Italia fascista de Benito Mussolini y el Japón imperial del emperador Hirohito. Su ambición de expansión territorial y dominio ideológico desencadenó la guerra.

Los Aliados: conformados por Estados Unidos (Franklin D. Roosevelt primero, luego Harry S. Truman), el Reino Unido (Winston Churchill y más tarde Clement Attlee), la Unión Soviética (Joseph Stalin) y China (Chiang Kai-shek), entre otros.

Cada uno de estos líderes jugó un papel fundamental en el curso del conflicto. Roosevelt y Churchill fueron los arquitectos de la alianza atlántica; Stalin sostuvo el frente oriental con un costo humano colosal; y Truman, en sus primeros meses como presidente, tomó la decisión más polémica de la guerra: el uso de las bombas atómicas.

Revisionismo y debates históricos

La rendición japonesa suele presentarse como consecuencia directa de los bombardeos atómicos, pero algunos historiadores sostienen que el ingreso de la Unión Soviética en la guerra contra Japón tuvo un peso igual o incluso mayor en la decisión de Tokio. La amenaza de perder no solo ante Estados Unidos, sino también ante Moscú, planteaba un escenario geopolítico insostenible para el Imperio nipón.

Asimismo, el acto del 2 de septiembre simbolizó algo más que una derrota militar: fue el final de una era imperial y el inicio de la ocupación aliada que transformaría a Japón en una potencia democrática y económica bajo la tutela estadounidense.

El costo humano de la guerra

La Segunda Guerra Mundial dejó una cifra estremecedora: más de 70 millones de muertos, la mayoría civiles. Europa fue escenario del Holocausto, con seis millones de judíos asesinados en campos de exterminio. En Asia, millones de personas murieron a causa de la ocupación japonesa y las campañas militares. Ciudades enteras como Varsovia, Stalingrado, Berlín, Hiroshima y Nagasaki fueron reducidas a ruinas.

El comienzo de un nuevo orden mundial

Tras la firma de la rendición, la guerra más devastadora de la historia llegó a su fin, pero el mundo ingresó inmediatamente en una nueva tensión: la Guerra Fría. Estados Unidos y la Unión Soviética emergieron como superpotencias y comenzaron a disputar influencia global.

Al mismo tiempo, la fundación de las Naciones Unidas en 1945 intentó dar respuesta a la necesidad de un foro internacional capaz de prevenir futuros conflictos globales.

Una fecha para la memoria colectiva

Ochenta años después, el 2 de septiembre sigue siendo un día clave en la memoria del siglo XX. El recuerdo del acto en el USS Missouri no solo evoca el final de la Segunda Guerra Mundial, sino también la fragilidad de la paz y la responsabilidad de las naciones de evitar repetir los errores del pasado.

Como dijo el general MacArthur en su discurso aquel día: “Hemos conocido la destrucción de la guerra. Ahora debemos dedicarnos a la construcción de la paz”.

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