Trump explotó contra él: “Que se pudra, es basura demócrata”

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La vuelta de Jimmy Kimmel a su clásico late night show en ABC, tras la suspensión que le impuso la cadena por sus comentarios sobre el activista conservador Charlie Kirk, se convirtió en un nuevo capítulo del enfrentamiento abierto con Donald Trump. El presidente no tardó en reaccionar y cargó con dureza contra la emisora y el presentador.

En Truth Social, Trump acusó a ABC de “devolverle el trabajo” a alguien que “no es divertido”, que “pone en peligro a la cadena” y que, según sus palabras, se limita a reproducir “BASURA demócrata”. “No puedo creer que la ABC Fake News le haya devuelto a Jimmy Kimmel el trabajo. ¡La ABC dijo a la Casa Blanca que su show estaba cancelado! Algo pasó entre ese momento y ahora”, escribió.

El enojo del presidente tiene un antecedente: Trump recordó que en el pasado la cadena tuvo que pagarle 16 millones de dólares por un litigio por difamación. “Creo que vamos a poner a prueba a la ABC en este asunto”, deslizó, insinuando que la decisión de sostener a Kimmel podría constituir una “contribución ilegal” a la campaña demócrata.

“Jimmy Kimmel es otro brazo más del Comité Nacional Demócrata. Según tengo entendido, eso sería una importante contribución ilegal a la campaña. Veamos cómo nos va”, advirtió, cerrando su mensaje con un insulto personal: “Dejemos que Jimmy Kimmel se pudra en sus malas audiencias”.

Kimmel eligió responder en vivo, con un monólogo de 17 minutos que osciló entre la ironía y la indignación (ver aparte).

UN CHOQUE CON ECOS ELECTORALES

La pelea entre Trump y Kimmel no es simplemente un cruce de declaraciones. En pleno año electoral, el mandatario busca reforzar su narrativa contra los medios, a los que acusa de ser parte de una maquinaria demócrata destinada a debilitarlo. En ese marco, la televisión nocturna —tradicionalmente crítica con los presidentes republicanos— se convierte en un blanco preferido.

Kimmel, por su parte, se consolida como una de las voces del entretenimiento que más incomodan a la administración republicana. Su decisión de devolver los golpes desde el escenario convierte a su programa en un espacio de resistencia cultural frente al discurso de la Casa Blanca.

Lo ocurrido con Kimmel y Trump no es un episodio aislado, sino parte de una larga historia de choques entre la política y el espectáculo en Estados Unidos. Desde que Trump llegó a la presidencia, los late night shows se transformaron en trincheras desde donde la sátira se combina con la denuncia política.

 

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