Los secretos de la organización criminal peruana

El brutal triple femicidio expuso la compleja red de la nueva generación de narcos peruanos en Buenos Aires. A sus 23 años, “Pequeño J” o “Julito”, aparece como el supuesto líder que ordenó secuestrar, torturar y matar a las jóvenes. Su base operativa se ubica en la villa 21-24, en el límite entre Barracas y Nueva Pompeya, desde donde habría coordinado la violencia y la transmisión de los castigos para un grupo cerrado de la organización.

El entramado de la banda incluye lugartenientes que ejecutan órdenes, propietarios de inmuebles usados para delitos y peones subordinados que operan en distintas villas porteñas. Las investigaciones apuntan a que Pequeño J mantiene contactos en barrios tradicionales del narcomenudeo, como la villa 1-11-14 del Bajo Flores, y que la violencia extrema funciona como herramienta de control interno y expansión territorial. Javier Alonso definió la brutalidad de este jefe narco peruano: “Es un desquiciado”.