Piden perpetua para verdulero

Está imputado de matar prendiendo fuego a un comerciante colega

Un fiscal solicitó la pena de prisión perpetua para el verdulero, acusado de haber asesinado a su colega comerciante Fernando Alonso, al que roció con combustible y luego prendido fuego, en un hecho ocurrido en octubre de 2005 en la localidad de Castelar. La querella coincidió en la solicitud de esa condena por "homicidio calificado", mientras la defensa del imputado Víctor Di Cagno se pronunció por una sentencia para el delito de "estrago doloso".

Tras los alegatos, el Tribunal Oral Criminal Nº 1 de Morón decidió pasar a un cuarto intermedio hasta el próximo viernes, cuando, a las 14, dará a conocer el veredicto. Ayer, los jueces escucharon, previamente, las exposiciones de los peritos, en relación al estado de salud mental del acusado y en tal sentido, la mayoría se pronunció en que se trata de un sujeto imputable.

El abogado de la familia Alonso, Jorge Neville, señaló a este diario que "la cuestión de la supuesta inimputabilidad de Di Cagno quedó casi descartada, como así también, a través de los testimonios, se pudo demostrar que actuó con premeditación y alevosía. Por lo tanto, adherimos al pedido de la condena de prisión perpetua, pronunciado por el fiscal Antonio Ferraras, al considerarlo autor penalmente responsable del delito de homicidio calificado".

Cabe recordar que en la primera jornada del juicio oral y público, los ocho testigos que declararon (un efectivo de la Policía bonaerense, dos transeúntes, tres comerciantes, un changarín y una clienta), no sólo se refirieron a lo presenciado en el momento del hecho, sino que describieron que el acusado estaba orientado en tiempo y espacio, como una persona saludable.

Ataque con fuego

El trágico episodio se registró el 25 de octubre de 2005, cuando Fernando Alonso, de 25 años, atendía su verdulería frente a la estación de trenes de Castelar y llegaron unos inspectores de la Municipalidad de Morón, quienes le labraron una infracción. Poco después, se dirigieron al negocio del mismo rubro, perteneciente a Víctor Di Cagno, situado a sólo media cuadra, y secuestraron varios cajones de mercadería, porque se encontraban en la vereda.

"Ellos eran amigos, mi hijo le había ayudado a poner la verdulería, pero ese día lo acusó de haberle mandado los inspectores y le pidió que le diera la plata de lo que se habían llevado, pero Fernando le dijo que no", contó Gabriela Morel, la madre de la víctima.

Entonces, Di Cagno, de 40 años, le lanzó una amenaza: "Si en veinte minutos no cerrás el negocio, vengo y te prendo fuego todo". Mientras Alonso seguía en el local, el otro verdulero regresó con un bidón con combustible, una caja de fósforos y empezó a rociar el local, que comenzó a incendiarse y causó lesiones a una clienta que estaba comprando.

"Fernando quiso pararlo, pero Di Cagno le tiró nafta y le prendió fuego todo el cuerpo. Los testigos dicen que mi hijo pedía que lo matara porque no soportaba el dolor y pensaba que se había quedado ciego", agregó la mujer.

Tras el ataque, Di Cagno estaba furioso y gritaba "¡hijo de puta, encima no te maté!", e intentó huir del lugar, pero un policía que pasaba por allí lo detuvo con la ayuda de un empleado de la verdulería.

Como Di Cagno también estaba herido por las llamas fue internado y, por diferentes planteos de sus abogados, nunca estuvo preso, sino que pasó por diferentes clínicas privadas, hasta quedar internado en el penal neuropsiquiátrico de Melchor Romero.

Mientras tanto, Alonso, que estaba casado y tenía un bebé de 8 meses, murió a los 9 días del ataque, debido a las gravísimas quemaduras sufridas en casi todo su cuerpo.

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