Desde la UNLP plantean valorar el "agua virtual"

Advierten que Argentina es el cuarto exportador mundial de productos que insumen gran cantidad de agua potable

Unos seis siglos antes de Cristo, el filósofo griego Tales de Mileto concluyó que "todo es agua", una frase que tanto podría interpretarse en el sentido de que "el agua es el principio de todas las cosas" como que "todas las cosas están formadas por agua". En cualquier caso, aquella idea parece ajustarse muy bien al concepto "de agua virtual", un nuevo enfoque para analizar la crisis que se plantea hoy en el mundo entorno a este recurso y que -según advierten científicos de la Universidad Nacional de La Plata- ubica a Argentina en un lugar clave.

Acuñado a principios de los noventa, el concepto de "agua virtual" refiere a la cantidad de agua que se necesita para la obtención de cualquier producto agrícola o industrial, ya se trate de una bolsa de maíz o una resma de papel. Desde esta perspectiva, el comercio internacional es una gigantesca transferencia de agua en forma de bienes entre un país y otro; y Argentina, uno de los principales exportadores mundiales.

"Según informes de organismos como Naciones Unidas, nuestro país llegó a ubicarse entre los cuatro principales exportadores de 'agua virtual' del mundo, después de Estados Unidos y Canadá. Y esto se debe sobre todo a que el 70% del consumo mundial de agua potable corresponde hoy a la producción agrícola ganadera", señala el doctor Luis Guarracino, profesor de la cátedra de Geofísica General de la facultad de Astronomía de La Plata e investigador del CONICET.

Para dar una idea de cuánta agua potable se lleva ese sector, Guarracino menciona como ejemplos que "la producción de un kilo de soja requiere unos 2.300 litros de agua; y un kilo de carne vacuna, cerca de 16 mil". Si bien las cifras parecen en principio desproporcionadas, el geofísico asegura que se trata de parámetros internacionales basados en cálculos económicos.

"No es que una planta de soja consuma en sí misma dos mil litros de agua para producir un kilo de granos; se trata de la cantidad que requiere esa planta a lo largo de su vida para llegar a ese grado de producción. Naturalmente, parte del agua se filtra hacia las napas; otra parte es transpirada por la planta volviendo a la atmósfera en forma de vapor; y sólo una parte ínfima queda en el gramo". En todo caso, "es el agua que se requiere y de la que muchos países hoy no pueden disponer para ese uso; porque su prioridad está en el consumo humano", explica.

Pero lo cierto es que no sólo la producción agrícola ganadera exige enormes cantidades de agua; también "la fabricación industrial, que representa hoy otro 20% de consumo mundial de este recurso", señala el doctor Guarracino. Es así que a la par del comercio mundial hoy se produce una enorme transferencia de "agua virtual" en forma de bienes desde regiones donde el agua abunda hacia otras donde escasea, es muy cara o compite con otra prioridades. Y esto es algo que algunos países parecen tener más claro que otros.

"China, que utiliza soja para la cría de ganado, importa grandes cantidades de este grano aunque podría producirlo. Y lo hace porque sabe que destinar su agua a la producción ganadera le resulta mucho mas rentable que destinarla a la soja. Pero la misma política aplican también países de Medio Oriente donde la escasez de agua hace que resulte más barato importar alimentos que producirlos", cuenta el investigador.

Frente a un mundo donde las fuentes de agua potable tienden a estar cada vez más contaminadas y se requiere aplicar procesos de potabilización cada vez más costosos para obtenerla, el doctor Guarracino entiende que "resulta de suma importancia tener presente el concepto del agua virtual", un enfoque que en nuestro país, pese a ser uno de sus principales exportadores, apenas se conoce.

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