Las prostitutas de Rio de Janeiro también juegan su Mundial
| 10 de Junio de 2014 | 00:00

Para esta nueva edición del Mundial, los servicios sexuales se entremezclan con la algarabía y el entusiasmo que genera la pelota cuando empieza a rodar, algo que se pone de manifiesto particularmente en Río de Janeiro, concretamente en Vila Mimosa, la “zona roja” de esta ciudad, donde, dada la gran afluencia turística que llega desde distintos países, las prostitutas toman clases de inglés y español, así como también pueden realizar cursos de peluquería, corte y confección, informática, depilación, manicuría y maquillaje, capacitaciones estas que son dictadas por la Asociación de Amigos de Vila Mimosa.
"Esperamos que la clientela aumente un 80%. Vamos a atraer a los «torcedores» con una pantalla grande en la calle para transmitir los partidos y ofreceremos churrascos. Queremos que haya ambiente de fiesta", expresó a un matutino porteño Cleide Almeida, asistente social de la Asociación de Amigos de Vila Mimosa, una zona de Río en la que trabajan alrededor 4000 meretrices.
En dicho barrio, ubicado a pocos metros del Maracaná, la actividad se lleva a cabo a un ritmo constante las 24 horas. Mujeres en bikini y ropa interior, clientes de distintos estratos sociales, cervezas o caipiriñas, música a distinto volumen en cada uno de los bares de dos pisos que se encuentran alineados, configuran un paisaje donde el sexo y el dinero son los verdaderos protagonistas en definitiva.
"Espero ganar suficiente dinero durante el Mundial como para poder volver a estudiar pronto", dijo Marcia, una rubia de 24 años que sólo terminó la secundaria y sueña con llegar a trabajar como diseñadora de ropa. Por cada turno cobra unos 22 dólares.
PROSTITUCION LEGALIZADA
Cabe recordar que en Brasil la prostitución está legalizada y regulada desde el año 2000, con la única restricción de que solo sea ejercida por personas mayores de 18 años, sin ser obligadas por otra persona. Esto ha llevado a que la oferta de servicios sexuales lejos de declinar, siga vigente, e inclusive haya aumentado.
En este sentido, durante las últimas semanas se ha visto un incremento de la prostitución en varias zonas de Río, fundamentalmente en la turística Copacabana, repleta de bares y "boates" con nombres como Dolce Vita, Casablanca Club y Barbarella.
Muchas mujeres son de Río, mientras que otras llegan desde localidades suburbanas o incluso desde ciudades más lejanas, como María Luisa, de 40 años, que vive en Petrópolis, a 70 kilómetros, donde de día trabaja en una fábrica textil y se "escapa" al bar Balcony tres noches a la semana en la búsqueda de clientes.
"Tengo tres hijas, a las que cuido sola, y la plata no me alcanza. Acá, los turistas pagan bien y son más educados que los brasileños", relató. Remarcó que prefiere sacar partido de la semana antes del Mundial ya que teme que una vez que empiece la Copa se realicen protestas como las que sacudieron el país el año pasado y ahora en 2014.
No obstante el panorama planteado, el gobierno de Brasil lleva adelante medidas para concientizar a las prostitutas sobre los riesgos que implica su actividad, al tiempo que realizan controles en los circuitos en que se mueven los clientes. En este sentido, Ebenezer Oliveira, coordinador del Núcleo de Enfrentamiento al Tráfico de Personas y al Trabajo Esclavo señaló que "por el Mundial hemos aumentado mucho la fiscalización en toda la ciudad de Río de Janeiro. También intensificamos las campañas para alertar a las prostitutas sobre la posibilidad de que vengan hombres prometiéndoles trabajo o matrimonio en el exterior, y que en realidad sean traficantes"
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