Demoras, faltazos y días perdidos

Detrás de cada embotellamiento en la Autopista La Plata-Buenos Aires hay un mundo vidas alteradas. Desde el empleado que llega tarde al trabajo -lo cual ocurre cada vez más a menudo- hasta el paciente que pierde un turno largamente esperado, las consecuencias de las demoras para completar el viaje van mucho más allá del quebradero de cabeza que significa esperar sobre la traza que el tránsito avance a paso de hombre.

El mismo calvario e incertidumbre padecen quienes deben hacer el trayecto en colectivo y, al llegar a la parada, se encuentran con largas colas. Es ese el momento en que entre los pasajeros empieza el drama de las especulaciones: “¿Porqué está bloqueada ahora la Autopista?”. Un piquete, las obras, un accidente. Una mano, las dos. Y las opciones: armarse de paciencia o buscar un camino alternativo, que, muy probablemente, a esa altura esté ya tan congestionado como la propia autovía.

Otro punto constante de las quejas de los usuarios es la falta de información sobre lo que está ocurriendo cuando se ven sorprendidos por un imprevisto piquete en medio del trayecto. “¿Qué hay que hacer?”, “¿Cuánto va a durar?”, son preguntas para las que la mayoría de las veces ninguno tiene respuesta.

Por último, desde ya hace tiempo que la Autopista es escenario cada vez más frecuente para la presencia de ovejas, vacas y caballos y otros animales deambulando sobre los bordes de la cinta asfáltica, en lo que representa un peligro permanente para los automovilistas.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE