Crean test para anticiparse a la dislexia

Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba desarrolló un test neuropsicológico que ayudaría a detectar una posible dislexia a partir de los cuatro años de edad. Se trata de un aporte muy valioso ya que actualmente no existe en el país una herramienta adecuada para advertir este trastorno en forma tan precoz.

La prueba, desarrollada por un equipo de investigadores dirigidos por el psicólogo Alberto Fernández, se basa en la medición de la velocidad de denominación; es decir, cuánto tiempo demora un niño en nombrar una serie de cinco figuras (casa, cuchillo, mesa, caballo y conejo) representadas cada una diez veces sobre un papel.

Los chicos deben nombrarlas de izquierda a derecha y si la velocidad con que lo hacen está por debajo de ciertos parámetros esperables para su edad, existiría una alta chance de que sufran dislexia, un trastorno de la lectoescritura presente en cerca del 15 por ciento de los alumnos de nuestro país.

“Diversos estudios han demostrado que la velocidad de denominación está disminuida en los chicos de cuatro a seis años que posteriormente sufren dislexia. Por lo tanto, la prueba funciona como un indicador anticipado del desarrollo futuro de este trastorno”, explica Fernández, quien resalta la importancia de detectar a tiempo esta problemática para intervenir lo antes posible y ofrecer así mejores oportunidades de integración escolar.

Aunque aclara que desconoce el nuevo test, la psicopedagoga local Guillermina Errico explica que al ser la dislexia un trastorno que afecta la lectoescritura, “para diagnosticarla es necesario que el chico haya aprendido primero a leer y escribir, algo que ocurre generalmente entre los 7 y 8 años. Antes de esa edad, ya a partir de los 3 años, lo que se puede detectar son falencias en la conciencia fonológica que se manifiestan en las capacidades de reconocimiento, asociación y evocación de palabras y que son posibles indicadores de una futura dislexia”, pero que no constituyen un diagnóstico en sí.

Con todo, “la detección de estas falencias en forma temprana permite comenzar a estimular a los chicos desde el jardín de infantes para compensar sus dificultades para generar palabras”, asegura la psicopedagoga, quien aclara que “si bien esa compensación es muy efectiva, un chico con dislexia siempre va a tener una lectura más lenta y más dificultosa que uno que no sufre este trastorno”.

Dado el alto porcentaje de alumnos que sufren dislexia y la incidencia que ésta tiene sobre el fracaso escolar, el ministerio de Salud bonaerense estableció por resolución que todas las escuelas se adapten a las necesidades de estos alumnos para evitar que repitan, pero el sistema educativo de la Provincia no la ha puesto en práctica aún.

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