El mayor cómplice, la desatención

MARIA ZYSMAN
Licenciada en Psicopedagogía, directora de la ONG Libres de Bullying

 

Al recorrer el país para trabajar en prevención del bullying, he escuchado a miles de chicos y chicas contar que no se quedan callados frente a este tipo de situaciones sólo por miedo a ocupar el lugar de víctima o por estar amenazados: la principal causa de su silencio es la experiencia de haber hablado y no tener la respuesta buscada por parte de los mayores. Frente al pedido de ayuda, muchas veces los adultos a cargo (docentes, padres, directivos) han minimizado su dolor o les han dicho que se arreglaran solos. Otras veces han encontrado desbordes de los adultos, que los dejaron más expuestos que antes.

El bullying aparece allí donde la convivencia no es amorosa, donde hay ruidos en la comunicación, espacios liberados al “sálvese quien pueda”; un tejido ajustado y apretado de dolores, carencias, experiencias traumáticas, modelos adultos violentos, sobreprotecciones o todo lo contrario, abandonos y autonomías anticipadas.

Encontrar nuestro lugar justo para intervenir y el modo de hacerlo supone la reflexión previa. Necesitamos pensar y pensarnos en relación a la temática, revisar nuestras experiencias, mirarnos hacia adentro y descubrir nuestros propios prejuicios y dificultades.

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María Zysman
ONG Libres
Psicopedagogía

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