Vinculan al zika con un extraño mal que daña al sistema nervioso

Es el síndrome de Guillain-Barré, que puede dejar secuelas musculares y hasta provocar la muerte

Científicos franceses difundieron ayer una investigación que por primera vez confirmó científicamente una de las sospechas relacionadas con el zika: que existe la posibilidad de que cause el Síndrome de Guillain-Barré (SGB), un trastorno neurológico que puede causar parálisis temporal y cuya incidencia reciente en el continente americano ha sido relacionada con el actual brote del virus.

El equipo de investigadores, que trabajó sobre la epidemia del zika que se registró en la Polinesia francesa en 2013-2014 (y que afectó a dos tercios de la población del archipiélago), estimó que el riesgo de sufrir el síndrome de Guillain Barré es de 2,4 casos por cada 10.000 infectados por el virus del zika.

El síndrome de Guillain Barré provoca una grave parálisis de los miembros con afecciones respiratorias, según las conclusiones del estudio.

Los científicos confirmaron que todos los pacientes afectados por ese síndrome habían tenido una infección reciente del zika. Constataron que sufrían un problema nervioso llamado axonal motriz agudo que afectaba directamente a la prolongación de la neurona en dirección de las terminaciones nerviosas, y que eso era diferente de las formas clásicas observadas en Europa.

Un 38% de los pacientes (16 en cifras absolutas) tuvieron que ser atendidos en los servicios de reanimación para recibir asistencia respiratoria durante la fase aguda de la enfermedad. No obstante, una vez superada la fase crítica, la mitad de los enfermos podía caminar sin asistencia tres meses más tarde.

Arnaud Fontanet, uno de los responsables del estudio, dijo que las regiones actualmente golpeadas por la epidemia del zika “deben esperar un aumento importante del número de pacientes afectados de problemas neurológicos graves y anticipar su atención en reanimación cuando es posible hacerlo”.

El síndrome de Guillén Barré se hizo conocido en la Argentina en 2011, cuando Martín Renzacci, un joven que pasaba su luna de miel en Tasmania, fue internado afectado por esta rara enfermedad que lo tuvo semanas paralizado y lo puso al borde de la muerte. Martín se recuperaría y plasmaría su experiencia en un libro: “Despertar en Tasmania”.

Consultado por este diario, el genetista Juan Carlos Peuchot, que es director asociado del hospital Eva Perón, afirmó “que se asocie al zika con este síndrome, ya con una base científica, va a cambiar el escenario sanitario frente a la enfermedad y va a hacer preciso un seguimiento de los pacientes a los que se diagnostique zika”.

Según el médico, “de entre todos los contagiados un pequeño porcentaje puede desarrollar la enfermedad en un período de tres semanas después de haber sido picados por el mosquito, pero el seguimiento va a permitir tomar acciones tempranas para amortiguar los efectos de la dolencia, ya que no se puede prevenir”.

Los que padecen esta enfermedad (que también se puede contraer por otras causas, además del zika), tienen que tener una predisposición genética. Sufren una parálisis ascendente que puede comprometer su capacidad respiratoria. Muchos cursan la enfermedad con respiración mecánica y en terapia intensiva. Y es común que queden con secuelas, tales como la atrofia de los músculos. Pero en algunos casos, la enfermedad también puede resultar mortal.

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