Adultos mayores: en el país 9 de cada 10 se hacen cargo de las tareas en el hogar

Así lo reveló el último trabajo de la UCA sobre la tercera edad. Nuevos roles y desafíos para los que rondan los 70 años

Hace tiempo que se habla de la “cuarta edad” y de los nuevos roles que asumen los adultos mayores, tendencia que viene de la mano con el crecimiento de la expectativa de vida y el corrimiento de los ciclos vitales. Esta semana, acaso para fortalecer aún más el concepto y sumarle datos actualizados, el Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores de la UCA presentó su informe y, si bien se hizo referencia a las distintas necesidades de este grupo etario en nuestro medio, se reveló que 9 de cada 10 personas mayores en Argentina se hacen cargo de roles y de la realización de tareas en el hogar, lo que implica un alto nivel de autonomía y autocuidado que dista mucho del imaginario de vejez dependiente que se tenía algunos años atrás.

Hoy aquellos que rondan los 70 lejos están de sentirse retirados. Hacen talleres e incorporan nuevos conocimientos, siguen sus contactos en las redes sociales y, lejos de sentirse atados a la responsabilidad de cuidar a sus nietos como lo hacía su generación anterior, viajan y buscan compartir experiencias nuevas. Lo dicen los especialistas y lo confirman los números: según la Encuesta Nacional sobre Calidad de Vida de Adultos Mayores, de hecho, el 91% de ellos sale habitualmente de su casa, el 60% piensa que es posible enamorarse, un 80% sostiene que tiene una vida sexual activa, el 60% hace actividad física y el 20% viajó en el último tiempo.

Para Enrique Amadasi, coordinador del Barómetro de la Deuda Social, en los tiempos que corren se debe hablar de “diversidad” en la tercera edad, que en Argentina es representada por más de seis millones de personas (cerca del 14% de la población). “No hay vejez -sostiene-, sino ‘vejeces’. Esa diversidad no se encuentra en las variables clásicas como género o edades, sino en la estratificación social y la educación” (ver aparte).

LA EDAD DE ORO

Los casos de abuelos que hacen talleres de computación o se ponen en pareja no son aislados sino ejemplos de una tendencia que se vislumbra a nivel global: el corrimiento cada vez más marcado de las fronteras que tiempo atrás marcaban la tercera edad. Modernos, activos e independientes. Así son las nuevas formas de “abuelidad” en los tiempos actuales, y la figura del abuelo como un viejito de pelo blanco o de la abuela tejedora y ya retirada de todo, fue dejada de lado a fuerza de ejemplos que, de tan cotidianos y repetidos, ya se han vuelto naturales. “La realidad nos muestra que esta generación que tienen entre 60 y 80 años se diferencian y mucho de sus propios padres a esa edad”, dice la gerontóloga platense Virginia Viguera, para quien se trata de “una generación que ha comprendido que envejecer bien se puede lograr a través de la actividad”.

Lo que dice Viguera se evidencia en miles de ejemplos cotidianos pero cobra vigor estadístico al descubrir que a principios de siglo la expectativa media estaba en torno a 35-37 años y actualmente en 82,5 (la mujer 85 y el hombre 79,6). Las personas de principios de siglo con 60 años eran abuelos muy envejecidos. Hoy hemos extendido la expectativa de vida y ver personas de 80 y 85 años activas ya no parece ninguna rareza sino de lo más normal.

El corrimiento de las fronteras de la tercera edad, como se dijo, no es un fenómeno de nuestra región sino una realidad de alcance global. Hace poco, de hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó un informe en el que reveló que las personas ganaron una media de seis años de vida desde 1990, al tiempo que destacó que los países de bajos ingresos hicieron importantes progresos y han conseguido aumentar la esperanza de vida en nueve años.

En la Argentina, hay que decir, la expectativa de vida pasó de 69 años para los hombres en 1990 a 73 en 2012, mientras que para las mujeres aumentó de 76 a 79 años. Sobre esto, existe un acuerdo generalizado entre los gerontólogos sobre los nuevos cambios de hábitos que impone el aumento en la expectativa de vida. Hoy, se apunta, la gente tiene más claro que los adultos mayores no pueden vivir aislados en un geriátrico ni que su vida pasa únicamente por ocuparse de su salud. De ahí, entonces, que a nadie le parezca increíble que nueve de cada diez adultos mayores asuman sus tareas en el hogar.

“La mayor longevidad ha revolucionado todas las áreas -asegura Viguera-. Trabajar y estar activo tanto en lo corporal como en lo intelectual es lo que se busca para sentirse en plenitud. Cada vez hay más programas de educación de adultos mayores, que acceden así a información e intercambio social que les refuerza su identidad y fortalece su autoestima”.

NECESIDADES

En cuanto a las necesidades afectivas, uno de los puntos referidos por el estudio de la UCA, Amadasi indicó que Argentina tiene un punto a favor: solo el 11% de las personas mayores las siente insatisfechas.

Dentro del colectivo analizado, el 19,5% vive solo, el 30,6% convive con coetáneos y el 49,9% lo hace con personas de otras generaciones. Para el investigador, las personas mayores que se encuentran en “peores condiciones” son quienes habitan hogares intergeneracionales, porque “su condición de vida se desvaloriza”.

Otro aspecto que el especialista destacó del informe es que, a la luz de los datos arrojados, resulta necesario comprender que quienes habitan un hogar con familiares de diversas edades “no viven allí por una decisión feliz, sino porque no tienen otra posibilidad”.

El déficit afectivo en aquellos casos son muy similares a los que viven solos: “Ello podría estar indicando que la cantidad de contactos en la red familiar no resulta relevante, sino que más bien es la calidad del vínculo la que lo hace relevante”, destaca el informe.

Aquellos que conviven con sus coetáneos se sienten más “protegidos” ante hechos indeseables de la vejez e inseguridades de distintos tipos, como problemas de salud y la soledad, entre otros, explicó el coordinador del Barómetro.

En este estudio, además, se indagó sobre cuatro aspectos del sentimiento de valoración en los adultos mayores: su palabra u opinión, sus conocimientos, su experiencia laboral y el cuidado que puede brindar a su cónyuge, familiares o entorno. El informe revela también que cinco de cada diez personas mayores de 60 años sienten que no son del todo valoradas.

Según la ONU, hay que decir, en la actualidad casi 700 millones de personas son mayores de 60 años, y para 2050 se estima que serán 2 mil millones en todo el globo, es decir más del 20% de la población mundial.

2 mil millones

Se estima que en los próximos 50 años se cuatriplicará la cantidad de personas mayores de 60 años en el mundo, pasando de 600 millones a 2 mil millones

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