Adiós al último pediatra bajo las bombas en Alepo

El pediatra Mohamed Maaz (36) trabajaba todas las mañanas en el Hospital Infantil de Alepo y por las tardes atendía las urgencias pediátricas en el centro Al Quds, sostenido por la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) en su ciudad natal. Maaz era soltero y su familia se había refugiado tiempo atrás en Turquía. En el último lustro de guerra civil en Siria sólo había tenido tiempo para curar las heridas de arma de fuego y enfermedades causadas por la miseria a miles de menores. Nadie podrá reemplazarlo en su trabajo. Sus colegas de profesión lo recuerdan con pesar como uno de los mejores pediatras de la ciudad, como a uno de los últimos especialistas infantiles activos en una de las zonas más castigadas por el conflicto. Murió en el bombardeo que destruyó el miércoles pasado el hospital Al Quds -junto a un odontólogo, tres enfermeros y unos 20 civiles-, situado en la zona de Alepo bajo control de las fuerzas rebeldes al régimen de Bashar Assad. Se habían refugiado en el sótano del centro sanitario en los últimos días ante la intensificación de los bombardeos, pero de poco les sirvió contra los misiles de la aviación de combate siria o rusa. Son las únicas que operan sobre los cielos de Alepo. Dos decenas de vecinos fallecieron también al desplomarse las casas colindantes en lo que se considera un crimen de guerra.

Sus compañeros de trabajo lo recordaron como un ser humano valiente, de muy buen carácter, que estaba esperando a que terminara la guerra para casarse. “Amaba su país y su ciudad. Le gustaba cuidar a los niños”, señalaron. Mirella Hodeib, portavoz de MSF en Beirut, confirmó que el pediatra colaboraba con la ONG humanitaria desde 2013. Apenas deben quedar unos 80 médicos en la zona rebelde de la ciudad, que cuenta con más de 200.000 habitantes. “Casi todos murieron o se marcharon”, reconoció un responsable de MSF en Turquía.

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