Cintia, entre el teatro y la arquitectura
| 4 de Junio de 2016 | 01:36

Siguió los pasos de su padre Jorge y de su hermana Gisela, pero Cintia Alejandra Gutiérrez imagina un futuro independiente. “Hoy mi objetivo es terminar la escuela, estudiar Arquitectura, recibirme y trabajar por mi cuenta, sin jefes”, dice la joven que, por su cuenta, se convirtió en abanderada de la Escuela Técnica Nº 5 de Villa Elvira, donde cursa el séptimo año en la especialidad construcciones.
“Cuando era chica veía a mi hermana Gisela, que también vino a este colegio, haciendo láminas, y me encantaba. Me sentaba al lado de ella a dibujar, la imitaba”, cuenta sonriendo la mejor alumna de la escuela de 76 entre 7 y 8.
Hizo la primaria en su barrio, en la Escuela Nº 59 de 122 y 604, en Villa Alba.
“Allí no llegué a ser abanderada, pero sí escolta”, comenta, para afirmar que le “gusta estudiar”.
“Me gusta leer, estudiar, aprender, por eso no me cuesta, o me cuesta poco”, dice Cintia, quien recuerda que “quería ser arquitecta desde que veía a mi hermana Gisela dibujar, hacer planos. Entonces vine a la Técnica 5 para decidir si realmente me sentía a gusto con la especialidad construcciones”.
Desafío superado. Y con creces. No sólo definió que esa orientación era “lo suyo” sino que terminó portando la bandera argentina. Y con ese orgullo finalizará sus estudios secundarios tras realizar las prácticas profesionalizantes.
El padre, Jorge, es contratista de la construcción. Cintia reconoce que ya tenía esa influencia. Luego, siguió a Gisela, que está cursando 3º año de -precisamente- Arquitectura en la UNLP. De modo que desde el año próximo se cruzarán por los pasillos de la facultad.
La joven vive con otros dos hermanos, Abel (26 años) y Daniela (25), y con su madre Lidia, ama de casa.
Aunque este año tuvo que hacer un impasse por los horarios -siempre extenuantes- de la escuela técnica, Cintia tiene otra pasión, el teatro, y piensa seguir actuando.
“Desde los 8 años voy al Teatro El Galpón, en 122 y 83. Me encanta actuar”, enfatiza, para contar que a esa actividad la llevó su otra hermana, Daniela.
Hincha de Boca y sin simpatías futboleras en la Ciudad, la abanderada disfruta de juntarse con amigas, pero “no para ir a bailar, no me gusta”, afirma.
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