En 1 y 47 levanta vuelo un taller de aviones a escala

En Ingeniería, con modelos en miniatura aprenden cualidades de las aeronaves convencionales

La tarde empieza a caer en 1 y 47. Como todos los jueves, un grupo de jóvenes se reúne en el Departamento de Aeronáutica de la Facultad de Ingeniería de la UNLP. Allí, divididos en tres aulas, echan mano a elementos cortantes, madera balsa, alfileres, papel revestimiento, adhesivos, plástico y materiales espumados, entre otros componentes. Son alumnos del Taller de Aeromodelismo que, desde principio de año, se dicta en la unidad académica y sirve para incentivar a futuros profesionales que se forman en la Ciudad.

La iniciativa surgió a partir de un convenio entre la Facultad y la Escuela de Aeromodelismo de La Plata (EALP) para realizar actividades conjuntas orientadas a la educación, la investigación y la innovación.

“Es un taller práctico en donde se juntan la vertiente empírica que aplican los aeromodelistas, de ensayo y error, de hacer experiencia a través de pruebas, con la experiencia que tiene un alumno de aeronáutica que estudia científicamente cómo vuela un dispositivo, las estructuras. Buscamos un camino intermedio que permita transferir información de un lado hacia el otro”, explicó el diseñador industrial Jorge Gismondi, que coordina el taller y es profesor en la EALP.

“ABRIRLES LA CABEZA”

En esa misma línea, Alejandro Patanella, doctor en Ingeniería y director ejecutivo del Departamento de Aeronáutica, añadió que la idea del taller es “abrirle la cabeza a los participantes”. “Acá no hay que aprobar nada y uno viene si quiere. Lo que queremos es ayudar a los alumnos, a que ellos aporten sus conocimientos e imaginación”, agregó.

A las clases asisten alumnos de Ingeniería Aeronáutica, Mecánica y Electrónica, e incluso estudiantes de Diseño Industrial de la Facultad de Bellas Artes, y otros sin formación universitaria. Los docentes son de la Escuela de Aeromodelismo, entre ellos, Emiliano Albarracín, que además es estudiante de Ingeniería.

“Creamos una serie de actividades con el fin de desarrollar distintos niveles de interés, de objetivos y de aprendizajes. Tenemos alumnos que recién ingresan a la Facultad, los cuales construyen aeromodelos de iniciación, bastantes elementales, pero que para hacerlos volar utilizan los mismos medios que se emplean para un aeromodelo sofisticado”, comentó Gismondi.

Y explicó: “En las clases hablamos de cómo se construyen, cuáles son las herramientas, las técnicas de construcción y las técnicas de vuelo. Eso hace que se cierre el círculo y luego se construye un segundo aeromodelo y después un tercero, hasta que el alumno se pone práctico en cuestiones que tienen que ver con el aeromodelismo”.

Es por eso que en el taller cada alumno trabaja a su propio ritmo. Algunos realizan bocetos, otros arman diferentes piezas; están quienes miran videos de vuelos y los que ensayan con un simulador en el aula.

“El aeromodelista construye artefactos pensados para volar. Que no vuelen es otro asunto, pero se busca la manera de que sí”, expresó el profesor, quien además es docente de la carrera Diseño Industrial en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP.

Por su parte, Patanella añadió que la forma constructiva entre un aeromodelo y una aeronave convencional es similar, en lo que se refiere a la aerodinámica, los comandos y la dinámica de vuelo. “La diferencia es que a un aeromodelo lo hacés en tu casa, lo rompés y lo rehaces cuantas veces quieras, para aprender sobre el error. En un avión grande no tenés muchas chances de error”, señaló.

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