¿Cómo ayudar a los chicos a desarrollar el hábito de la lectura?

Especialistas remarcan la importancia de disociarla de “las obligaciones”

La lectura, además de funcionar como una actividad recreativa, estimula la imaginación, la reflexión, ayuda a desarrollar empatía, mejora la concentración y fomenta el aprendizaje. Puede ser una herramienta útil para transitar momentos duros y para los chicos con dificultades comunicativas.

Como dijo Jorge Luis Borges, “de los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y de la memoria”.

Por los múltiples beneficios cognitivos que ofrece, educadores y distintos especialistas que trabajan con niños recomiendan fomentar el hábito de la lectura en los chicos. ¿Cómo hacerlo?

La psicopedagoga y maestra particular María Inés Mazza plantea que para inculcar en los chicos el hábito de la lectura es importante arrancar con la costumbre de leerles un cuento cada noche. “De esta forma también ellos se interesan por conocer las letras, las palabras. Y generalmente cuando aprenden a leer, siguen ellos solos con la lectura”, dice.

Otro punto importante, señala la especialista, es que los adultos lean, ya que los chicos con frecuencia imitan a sus padres. Y que asocien los libros al disfrute y al entretenimiento y no a la obligación. “Para los chicos la lectura en la escuela es un deber y generalmente no los entusiasma. Aunque también influye si a la maestra le gusta leer o no”, afirma.

“Para los chicos la lectura en la escuela es un deber y generalmente no los entusiasma. Aunque también influye si a la maestra le gusta leer o no”

Para que los libros formen parte de la vida diaria y vayan asociados al entretenimiento recomiendan que la lectura adquiera el carácter de una actividad más, que se practica con frecuencia dentro del hogar. De esta forma los chicos no la percibirán como algo extraordinario asociado al estudio y a las obligaciones.

Otro punto importante sería contar con un ambiente propicio para leer: una habitación tranquila y silenciosa que favorezca (o permita) la concentración.

Si bien suele ser un actividad individual, hacerlo en familia (cada uno con su libro) puede ayudar a incentivar el hábito. También comentar sobre las lecturas de cada uno.

En este sentido, Elizabeth Pintus, una de las dueñas de la librería Rayuela, cuenta que desde hace 25 años realizan actividades grupales para promocionar la lectura y asegura que resultan muy útiles a ese fin: todos los primeros viernes de mes (salvo durante el verano) ofrecen narraciones orales para chicos de 2 a10 años; y los terceros viernes de mes cuentan cuentos para adultos y adolescentes.

Crecimiento de la editorial infantil

Al contrario de lo que se cree, que el aumento de las pantallas en la vida de los niños es directamente proporcional a la disminución de la lectura, Pintus cuenta que la industria editorial infantil creció considerablemente en los últimos años. “Ahora la lectura está muy incentivada desde las escuelas. La industria editorial infantil creció enormemente. Las editoriales apuestan cada vez más al género y los autores de textos infantiles son más reconocidos que en otras épocas”, sostiene.

Para Pintus este fenómeno se explica por el lugar que las editoriales le dan a los textos infantiles y porque las escuelas “revalorizaron el hábito de la lectura porque comprendieron la estimulación cognitiva que supone”.

Para despertar el interés en los chicos, Pintus coincide con Mazza en la importancia de leerles cuentos antes de dormir, y afirma: “En la formación de un lector siempre tiene que haber un adulto. Este tendrá la misión de acercar libros, de ayudarlo a bajar los decibeles para sentarse y concentrarse. Los chicos cuando empiezan a leer, también aprenden a conectarse de otra manera. También es bueno regalar libros y que se convierta en algo natural”.

Las especialistas coinciden en la importancia de seleccionar cuidadosamente los libros que se le van a ofrecer a los chicos. Asegurarse, por ejemplo, que sean adecuados para la edad, ya que si todavía no tienen afianzado el hábito, relacionarán la lectura con estas primeras experiencias.

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