¿Cuánto falta para el martes?

Edición Impresa

¿Falta mucho para el martes? Así no se puede vivir. La lacerante incertidumbre que sacude al país desde Ushuaia a La Quiaca no tiene parangón. La Argentina camina por el borde del abismo y la posibilidad de quedarnos afuera del Mundial de Rusia mete más miedo que Guillermo Moreno manejando las estadística del Indec.

Y la cosa, pese a todo lo que digan, va mucho más allá de la cuestión deportiva. Es que quedarnos afuera de un mundial es un tiro al corazón del ego nacional. ¿Cómo, ya no somos los mejores? ¿Es que una conjunción universal de medios hegemónicos orquestó esta injusta campaña para dejar fuera de competencia a Messi?

Dicen los que saben que Durán Barba trabaja a destajo para evaluar las conclusiones de los focus groups armados medio a las apuradas para analizar las consecuencias políticas de una hipotética no clasificación.

Es un fantasma que asusta a poco más de una semana de una elección crucial para Mauricio Macri. ¿Cómo influiría una derrota deportiva en el ánimo colectivo?

Temen que desde la otra vereda alerten a las masas: “Esto, con Néstor y Cristina, no pasaba”. Y encima, dicen, Sampaoli está más cerca de La Cámpora que de los Macri boys.

Trapera puñalada del destino, esta del fútbol, que ni la pitonisa de Lilita Carrió se la esperaba.

Venía bien la mano en las últimas semanas. Al Pata Medina lo personificaron como la auténtica reencarnación del mal (lejos no anduvieron, ojo); en Tribunales al banquillo de los acusados no le dan respiro. Amado Boudou (ya es un habitué), Julio De Vido (hace méritos para alcanzar al ex vicepresidente). La compra de Ciccone, la tragedia de Once y, ahora, también las coimas de Odebrecht. Una noticia detrás de otra, sin solución de continuidad, representaban casi un festival para los oídos oficialistas que, además, aportaba algunos datos económicos como para ratificar que aquello de los “brotes verdes” iba camino a convertirse en realidad.

Pero tuvo que aparecer Benedetto cabeceando con los ojos cerrados, Messi pifiando un gol casi echo que en el Camp Nou, seguro entraba y Di María que parece haber entrenado con el Piojo López y el Pipita por su habilidad para tirarla a la tribuna. Y en la cancha de Boca. ¡Justo en la de Boca! Con todo lo que eso significa para el Presidente.

Y lo que es peor: gran parte de la suerte de Argentina, depende de Brasil. ¡De Brasil! que ahora, nos canta: “decime que se siente...”

Que sea miércoles, ya, por favor.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE