Si actúan así en el Centro, en la periferia hacen lo que quieren

Edición Impresa

Pablo Funaro

pfunaro@eldia.com

En el centro de La Plata están las sedes gubernamentales más importantes de la Provincia y la Municipalidad, todas las entidades bancarias y también los comercios de mayor renombre. Pero además encontramos una ola de vandalismo que no para de crecer y que, durante la madrugada, mete miedo. Así de literal y de peligroso. Nada ni nadie parecen estar a salvo. Los delincuentes actúan en las propias narices de las autoridades, pero aprovechando la ausencia de policías. Los patrullajes no son los mismos que durante el día y tampoco la cantidad de agentes afectados a la prevención. Por eso podemos ver cómo un día rompen los vidrios de una financiera, destrozan un cajero automático, golpean a mansalva a una pareja de novios cuando esperaba un colectivo o directamente prenden fuego una garita. Ni hablar de los robos, que siguen sin solución de continuidad. Por eso uno se pone a pensar qué está ocurriendo en la periferia de la Ciudad, en aquellos sectores más distantes o profundos. Si bien la cercanía no te garantiza ninguna seguridad y, a las pruebas me remito, la lejanía sin dudas potencia los miedos, esa sensación de absoluta desprotección, que en cualquier momento puede hacer que la ruleta de la inseguridad te marque y saque el número de tu puerta.

 

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