Cambaceres se quedó sin nada en la última jugada

En tiempo adicional, J.J. Urquiza pudo inclinar la balanza hacia su favor: 1-0 y toda la desazón para el Rojo de Ensenada

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Una tarde de perros para Cambaceres. Porque tenía todo controlado y ya saboreaba el empate ante Justo José de Urquiza, en Loma Hermosa, pero en el cuarto minuto del adicional, se quedó sin nada. Juan Ortiz López, en la última jugada del partido, aprovechó una pelota en el área para dejar sin chances a Arias Navarro y postergar el festejo del Rojo.

Un resultado realmente injusto porque Cambaceres había realizado un buen partido a lo largo de los 90 minutos. Y porque no mereció sufrir semejante castigo. Pero así es el fútbol. A veces te sonríe, y a veces, te juega en contra.

Con este resultado, el Rojo arrastra dos derrotas en cadena (ambas por 0-1); mientras que Urquiza lleva doce partidos in derrotas jugando en Lomas Hermosa.

EQUILIBRADO EN TODO

Cambaceres, después de haber jugado un mal partido ante Armenio, sabía que estaba ante la gran oportunidad de dejar atrás aquel paso en falso. Por eso, salió a jugarle de igual a igual a Jota Jota, con un mediocampo dinámico, pero con la entrega de siempre.

Hubo pasajes en donde se mostró mejor parado tácticamente. E inclusive, le quitó la pelota a su rival, y logró lastimar con balón parado.

Urquiza, un equipo de oficio, recién pudo recuperarse después de la media hora de juego, pero sus intentos no lograron inquietar a una defensa que se mostró confiable y atenta.

RESULTADO INJUSTO

En la segunda etapa, Cambaceres volvió a imponer su libreto. Fue inteligente y confiable. Se mostró atento y concentrado, y al mismo tiempo, sólido cuando lo atacaron. Quizás no fue tan punzante como en el primer tiempo, pero cada vez que se atrevió, mostró sus dientes.

Urquiza, no obstante, se dio cuenta que atacar por los laterales estaba la clave. Y de a poco, fue lastimando por las bandas. El Rojo aguantaba y de vez en cuando, respondía de contra.

Después de la media hora, el partido cayó en un pozo. Los dos equipos se preocuparon más por cuidar la pelota y el punto que por atacar. Y el empate ya era una fija.

Sin embargo, en la última jugada del partido, el local se llevó un premio demasiado excesivo. Centro desde la izquierda, la pelota que cae por detrás de todos, y Ortiz López, que entró prácticamente sin marca, solo la tuvo que empujar. Un gol que no estaba en los planes de nadie. Y que resolvía un partido que debió finalizar empatado. Para Cambaceres fue un golpe directo al mentón.

 

 

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