Se abre otro periodo con más dudas e incertidumbre

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Jesús García Becerril - Columnista de EFE

El movimiento independentista catalán vio reducido el respaldo popular en estas elecciones, pero mantiene su fuerza y en el futuro Parlamento autonómico volverá a tener mayoría, lo que abre un período de dudas e incertidumbre.

Tras un proceso de varios años, el secesionismo vivió su momento culminante el pasado 27 de octubre, cuando la Cámara autonómica aprobó una declaración de independencia, juzgada ilegal por el Constitucional.

La respuesta del Gobierno español fue inmediata: ese mismo día destituyó a los miembros del Gabinete catalán y disolvió el Parlamento autonómico, para convocar elecciones este 21 de diciembre.

Planteadas por los tres partidos secesionistas -JxCat, ERC y CUP- como una especie de plebiscito en favor de la independencia, el resultado les resulta favorable, puesto que en conjunto renuevan la mayoría absoluta en la Cámara regional, pero también arroja algunas sombras en ese sector.

Una es que por primera vez un partido no nacionalista (Ciudadanos) gana en Cataluña tanto en votos como en porcentaje.

Además, los independentistas reducen el número de escaños (de 72 a 70) y el apoyo popular (baja un punto, hasta el 47,5 %), pero el secesionismo demuestra que es sólido.

El ex presidente regional, Carles Puigdemont, que dejó España para instalarse en Bruselas, se ve vencedor y anoche proclamó que “el Estado español ha sido derrotado (...) por la república catalana”.

Pero su futuro no está claro, porque sobre él pesa una orden de detención por los delitos de rebelión y sedición por impulsar la secesión. Eso abre un nuevo frente más allá del político: el judicial (otros 17 diputados electos están procesados).

A los independentistas Europa los ha rechazado abiertamente y han generado mucha preocupación en el mundo empresarial.

Además, los resultados de ayer suponen también un problema para el Ejecutivo español de Mariano Rajoy. Su partido, el PP (centroderecha), ha pasado a ser el último en el Parlamento catalán. Así, los populares tienen que hacer ingeniería en el Congreso de los Diputados para sacar adelante sus grandes proyectos, en gran parte respaldados por Ciudadanos, socio pero rival, ahora más que nunca.

 

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