Para entrar, dos alarmas y tres “controles”
Edición Impresa | 3 de Diciembre de 2017 | 03:18

Juan José Turi es un comerciante que vive en el barrio La Emilia, de City Bell. Cada vez que se acerca a su casa, especialmente cuando es de noche, tiene que concentrarse: “al llegar prendo las luces de la alarma vecinal, tengo que apretar el botón del control del portón eléctrico. También doy aviso a los vecinos de que estoy llegando”. Por sus manos, pasan en esos minutos tres controles remotos.
La sirena comunitaria tiene 4 bocinas y 7 reflectores, “para iluminar la cuadra cuando llegamos porque no hay patrullaje y tampoco hay luminarias”, dijo Turi y añadió que “el rondín policial desapareció hace un año y medio. Teníamos un puesto fijo de patrullas en la Plaza La Emilia, pero eso se eliminó y no se repuso más. A mí me robaron dos veces y la segunda me salvó la alarma. Por eso, después la reforcé con sensores perimetrales”.
¿La cuenta? “Con la alarma vecinal pusimos unos 2 mil pesos por familia. Además, pago 800 mensual de monitoreo por la que funciona en mi casa y con la última instalación de sensores de perímetro gasté casi 14 mil pesos”, sumó.
Los robos, lo afectaron también en uno de sus comercios, un lubricentro ubicado sobre la avenida 72. Allí tampoco la tecnología pudo frenar a los delincuentes. “En el negocio tengo cámaras y una alarma monitoreada. Tuve un robo con inteligencia previa y mucha libertad de los ladrones para actuar. Se llevaron mercadería con la que se podía llenar una camioneta entera. Para eso, desactivaron las cámaras, borraron las imágenes que se habían tomado y además, cuando yo estaba haciendo la denuncia policial, me llamaron por teléfono para amenazarme. ‘Dejate de joder’, me dijeron”.
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