También entraron en un gimnasio
Edición Impresa | 31 de Marzo de 2017 | 03:05

En el raid alocado de los cuatro delincuentes hubo lugar para un nuevo asalto poco después de haber cometido la entradera.
El siguiente golpe lo dieron en un gimnasio de 56 entre 21 y 22. Eran las 12.30 cuando dos de los delincuentes vieron a un joven caminando por esa cuadra.
Dispuestos a robarle lo que tuviera, lo siguieron. El peatón se dio cuenta y apuró el paso, hasta entrar a ese local de mitad de cuadra, algo que tenía previsto de antemano.
La presunción del robo se concretó cuando los ladrones mostraron un arma. La víctima ingresó al gimnasio y detrás de él lo hicieron los asaltantes.
A esa hora había alrededor de ocho personas haciendo ejercicio. Como es su costumbre, casi todas habían dejado sus celulares y pertenencias en el mostrador situado a metros de la entrada.
Por eso, para los intrusos fue sencillo apropiarse de los teléfonos -unos cinco, según estimaron allí- y de una computadora.
Atemorizados, los testigos no salieron lastimados. Todos vieron cómo en cuestión de segundos la situación de peligro se desvaneció.
En ese gimnasio ya habían tenido que lidiar con la inseguridad, aunque de manera indirecta. “En el verano pasó varias veces que vinieron chicas a esconderse cuando las perseguían motochorros en la calle para robarles”, contaron.
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