Una pandemia que también impacta en la salud reproductiva

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La obesidad es una patología crónica altamente prevalente a nivel mundial, que en muchos lugares ha alcanzado nivel de pandemia. Según un estudio de la Organización Panamericana de la Salud, cerca del 58 % de los habitantes de América Latina y el Caribe vive con sobrepeso (360 millones de personas) y se destaca un impacto mayor en mujeres y una tendencia en alza en niños y niñas.

Pero la obesidad tiene múltiples implicaciones negativas en la adultez, especialmente sobre la salud reproductiva del paciente y su descendencia.

“La obesidad reduce notablemente la tasa de recién nacidos vivos en un 35 %”, explica el doctor Adolfo Bellver, especialista en medicina reproductiva.

“Y la descendencia -agrega- también se ve afectada, ya que aumentan los riesgos de enfermedades metabólicas -obesidad, patología cardiovascular, diabetes tipo 2, síndrome metabólico- y probablemente también no metabólicas -cáncer, osteoporosis, trastornos del neurodesarrollo, asma- cuando la madre sufre de obesidad”.

La obesidad también genera complicaciones durante el embarazo, aumentando el riesgo de aborto clínico, hipertensión, preeclampsia, diabetes gestacional e infecciones urinarias.

“Las complicaciones fetales también son comunes en los embarazos de mujeres con obesidad, como las malformaciones congénitas y muerte intrauterina súbita, que pueden llevar a la paciente a tener un parto prematuro. Asimismo, las secuelas pueden observarse durante la adolescencia y adultez, pues presentan un mayor riesgo de enfermedades crónicas como obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares”, sostiene el especialista.

En este marco, la mejor opción para reducir la infertilidad, mejorar el pronóstico gestacional y aumentar la probabilidad de una descendencia sana, consiste en llegar al momento de la concepción (natural o asistida) con un peso corporal normal. La mejora en el estilo de vida es la medida más importante para conseguir este objetivo, mediante una dieta adecuada y ejercicio físico, junto al apoyo psicológico.

“Hay que remarcar la importancia de que se realice con el apoyo de un equipo multidisciplinario compuesto por endocrinólogos, ginecólogos, dietistas, psicólogos y preparadores físicos -agrega el doctor Fernando Neuspiller, director de IVI Buenos Aires- para que sea efectivo. Con un abordaje adecuado y una motivación mantenida, se puede llegar a reducciones de peso significativas que impacten de forma positiva en el pronóstico reproductivo de los pacientes”.

 

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