El misterioso árbol del llanto

En 1903, vecinos platenses se sorprendieron al pasar junto a un eucalipto del Paseo del Bosque que emitía gemidos desde sus ramas: fue bautizado como "el árbol del llanto".

Por Nicolás Colombo

Era una tarde de verano de 1903 cuando varias personas que recorrían la zona del Observatorio Astronómico en el Paseo del Bosque, se percataron de que uno de los eucaliptos del parque emitía gemidos. El árbol en cuestión estaba dentro de un corral, en donde el mayordomo general del bosque, Santiago Bottaro, encerraba vacas y caballos. La noticia del "árbol que lloraba" corrió rápidamente por la ciudad, llegando incluso a los medios gráficos de la ciudad de Buenos Aires que vinieron a cubrir los extraños sucesos en el bosque platense.

La gente acercaba su oído al tronco del árbol y decía escuchar “lamentos y quejidos lastimeros, y algunas veces como el murmullo de una fervorosa plegaria”; otros aseguraban que se trataba de un ejemplar encantado, por lo cual grababan en su corteza signos misteriosos y números cabalísticos como el 3, el 13 y el 7, rodeados de líneas alegóricas. No tardó en surgir la leyenda del “árbol que llora”, según la cual al pie de éste se había suicidado cinco años antes un teniente llamado Eduardo Basco, quedado aprisionada allí el alma del militar, sufriendo la pena de su culpa y expiando su irreverencia hacia el poder divino.

También los periodistas del diario El Día hicieron un show aparte, cuando una noche decidieron ingresar al corral donde se encontraba el misterioso árbol. Para esta "peligrosa misión" se hicieron de una carabina, como así también de un amuleto contra los espíritus malignos, el cual según sus propias palabras "consistía en un frasquito de cristal conteniendo lana de oveja negra, humedecida en sangre de sapo virgen cortado en cruz, con una hacha que no habían visto jamás ojos femeninos".

Luego de que mucha gente causara daños en los postes y el cerco al saltar el alambrado, Santiago Bottaro anunció a su familia: “Desde esta noche, el árbol no va a llorar más”. Equipado con un hacha y una escalera, cortó la rama cuyo frote con otra producía el “llanto”, y el árbol dejó de gemir.

Misterios de la ciudad de La Plata
Mito urbano
Paseo del Bosque
Eucalipto

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE