Fruto de un desajuste entre calendarios
Edición Impresa | 19 de Septiembre de 2017 | 03:01

“El hecho de que en rigor la primavera no comience este año exactamente el 21 de septiembre, obedece a la misma razón por la cual tenemos años bisiestos: el pequeño desajuste que existe entre el calendario Gregoriano y el calendario solar. Si el año solar durara exactamente 365 días enteros, no habría discordancias, pero sucede que dura 365 días y un cuarto, lo que obliga a introducir cada cuatro años un día extra, y a festejar muchas veces la primavera antes de que tenga lugar en realidad”.
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