Los indicios no alcanzaron para que los Turpin fueran descubiertos por someter a sus hijos
| 24 de Enero de 2018 | 22:00

Los indicios en la vida social del matrimonio Turpin, en California, no alcanzaron para que la comunidad detectara la situación de abusos y torturas a los que sometían a sus hijos, afirma la prensa local, al enumerar situaciones en las que los 13 chicos tuvieron algún contacto público.
La colectividad de Perris, en esa ciudad estadounidense, va reconstruyendo escenas a medida que aparecen testimonios tras develarse la semana pasada que 13 hermanos, de entre 2 y 29 años, vivían cautivos en la casa de sus padres, sometidos al hambre, la ignorancia y la atención sanitaria y torturados con restricciones de sueño.
“Han sido torturados, maltratados y abandonados durante años de maneras tan extremas que los hermanos están gravemente desnutridos y algunos muestran signos de deterioro cognitivo y daño en el sistema nervioso”, dijeron fiscales del caso, citados por Los Ángeles Times.
Uno de los testimonios da cuenta de un concurso de decoración navideña, hace dos años, cuando cinco de los hijos de David y Louise Turpin exhibieron en el frente de su casa un pesebre, una estrella de Navidad y un Santa Claus sentado en su trineo.
La mujer pasó esa tarde de reunión comunitaria charlando con un vecino sobre sus hijos, contó Salynn Simon, quien vive cruzando la calle de la casa de la familia.
El abuso investigado comenzó hace décadas y empeoró en los últimos años a punto que los niños llegaron a estar tan aislados que algunos desconocían a los policías o los medicamentos, dijeron los fiscales.
Sin embargo, los chicos no estuvieron completamente ocultos del mundo exterior, pues fueron a Disneylandia y Las Vegas y aparecen en fotos y videos en Facebook. Uno de los mayores incluso tomó clases en una universidad comunitaria.
El hermano de Louise Turpin contó a la prensa que ella interpretaba que su familia integraba un reality show: "Ella pensaba que el mundo quedaría fascinado por sus vidas", dijo Billy Lambert a Britain's Sunday People.
Los especialistas dicen que es difícil saber qué motivó a David Turpin, de 56 años, y a su mujer, de 49, a hacer públicas postales de su vida familiar al mismo tiempo que ocultaban el abuso y la tortura por los que se los acusa.
Según los fiscales, la pareja utilizó varios métodos para mantener a sus hijos aislados y fuera del alcance del público, lo que incluyó forzarlos a dormir todo el día y quedarse despiertos por la noche. Además, en vez de mandarlos a la escuela registraron un establecimiento privado en su casa.
El hijo al que le permitieron inscribirse en el San Jacinto College fue "amable" pero introvertido en una clase de música, dijo al canal NBC4 la estudiante Angie Parra, quien recordaba que comía vorazmente: "Se paró junto a la mesa y no se sentó. Literalmente comía plato tras plato tras plato", contó la joven.
A medida que la historia atrajo la atención internacional, numerosas personas con lazos sociales o familiares presentaron detalles, incluido el abuelo paterno, James Turpin.
El hombre le dijo al Southern California News Group que visitó durante cinco días a la familia de su hijo, hace unos seis años, cuando vivían en Murrieta, y vio que "todos eran cariñosos y amables. Los niños se veían felices".
Teresa Robinette, hermana de Louise Turpin, dijo esta semana en "Megyn Kelly Today" que solía chatear por video con los niños, aunque eso se detuvo en los últimos años.
Las acusaciones contra los Turpin incluyen 12 cargos de tortura y 12 de encarcelamiento clandestino, siete de abuso a un adulto dependiente y seis de abuso infantil. David Turpin también fue acusado de un cargo de acto lascivo contra un niño menor de 14 años.
La pareja se declaró inocente de todos los cargos. Si es declarada culpable, enfrentará hasta 94 años de prisión.
Los vecinos se reunieron en un parque el viernes pasado para recibir de las autoridades locales instrucciones sobre cómo detectar señales de abuso.
Mientras se desarrollaba la reunión, un puesto de limonada recaudó 2.000 dólares para un fondo para los niños Turpin, además de bolsas con juguetes y artículos de primera necesidad para cada uno de los niños.
"Queríamos ayudar de alguna manera. Es una situación muy triste y todos lo sentimos, todos sentimos pena por todo lo que pasaron", dijo Sherri Kreissig, presidenta del vecindario de Monument Park.
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